Universidad Central de
Venezuela
Facultad de Ciencias
Jurídicas y Políticas
Escuela de Estudios
Políticos y Administrativos
Dannysbell Carrera
C.I.: 19.753.336
Capítulo
III. La Condición Humana
Este capítulo comienza tratando de
diferenciar los términos labor y trabajo, donde Hannah Arendt hace una
importante diferencia al asumir la labor como la actividad ejercida por
nuestros cuerpos y el trabajo es aquel que realizamos con nuestras manos.
También señala que durante la modernidad no se logró hacer una distinción entre
ambos términos, al contrario se tomaron ambos como si tuviesen el mismo
significado. Sin embargo existió una división de la labor (productiva e
improductiva), el trabajo (experto e inexperto) y las actividades en trabajo
(manual e intelectual).
Otro aspecto que se toca en este capítulo
es el de carácter de cosa del mundo, en el cual “la cosa” va a depender de su
utilidad en el tiempo. Ahí existen dos tipos de objetos los de uso y los de
consumo, los de uso son aquellos que permanecen convirtiéndose en objetos que
les serán de utilidad para el hombre, y los de consumo han sido creados solo
con la finalidad de satisfacción. Se le adjudica a los objetos la capacidad que
exista una interacción entre los hombres.
En cuanto a la vida, es necesaria y
fundamental para los hombres, ya que la misma es la que les permite ser
humanos, ésta le da la capacidad de respirar, sentir, tocar y comer, la última
característica es esencial en los hombres, porque es el consumo de alimentos lo
que les brinda energía, energía necesaria para desarrollar sus actividades, es
por ello que el hombre trabaja la tierra, porque de la misma sale su sustento.
Este hecho de relación hombre-naturaleza se vuelve un ciclo, no se puede
prescindir de la naturaleza, porque la misma le surte de alimentos. El proceso
de la supervivencia también implica la labor, es decir, todos los objetos que
han sido creados por el nombre, por lo que vida y labor es un proceso
fundamental durante la vida del hombre en la tierra.
La fertilidad también tiene espacio en
este capítulo, en este caso relacionada con la definición de productividad de
Marx, donde el hombre no solo produce lo necesario para su consumo, sino puede
producir más, de la misma forma se presenta la fertilidad, como esa capacidad
del hombre por reproducir, pero no cosas materiales, sino la vida misma, la
cual es igual de esencial que la producción material para su interacción con
otros hombres y la satisfacción de sus propias necesidades, la reproducción es
fundamental para la permanencia de la especie humana en el mundo.
Existen dos cosas materiales que
representan la ambición del hombre, estas son la propiedad y la riqueza, la
primera es de carácter individual, es propio de cada hombre, mientras que la
riqueza tiene que ver con la multiplicación o reproducción de algo. Esto según
Marx se puede dar en una sociedad socializada, ya que si no existe la necesidad
de tener bienes privados, ni apropiarse de las riquezas, las mías serían
abundantes e ilimitadas, porque serían les pertenecería a todos por igual, y
así nadie tendría la necesidad de adueñarse de algo.
El proceso del trabajo representa
beneficios para el hombre productor, ya que, en primer lugar ayuda con la
multiplicación de los bienes, también facilita la producción de los mismos y
por último oculta la fatiga y molestia que representa el trabajo.
Arendt explica sobre la sociedad
consumidora, que vivimos en un mundo cuyo fin es el consumo, consumo de objetos
que no son perpetuos, es decir, que las sociedades procuran adquirir objetos
que saben no durarán lo suficiente.
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