Cap IV. EL TRABAJO.
El carácter duradero
del mundo
Lo que puede durar una cosa,
dependerá del frecuente uso que le demos, esto con respecto a los objetos de
uso el cual su principal carácter es que se agotan no se consumen ya que los
humanos no comemos zapatos, ropa ni máquinas, mientras que los de bienes de
consumo no tienen un carácter duradero ya que se fabrican para consumirlos casi
inmediatamente.
Las cosas no duran mucho porque
tienden a ser remplazadas por otros modelos. Un objeto a pesar de ser producto
del trabajador, tiene su objetividad independiente de él, y ésta radica en el
hecho de que si nosotros tenemos un par de paños y no lo utilizamos ellos no
van a descomponerse sino que se mantendrán así hasta que el hombre los utilice
y lo desgaste pero si no, sigue intacto. A esto se refiere Arendt con su
objetividad de cada cosa.
la relación entre
naturaleza-hombre de la cual este ultimo usa las propiedades que el primero
obtiene para construir un mundo estable, a la vez, por la relación hombre-cosa
y la igualdad de ambos en el sentido de que mientras mas se usa el cuerpo mas
rápido se deteriorara y mientras mas se utiliza una cosa mas rápido se
desgastará
Nombre el ejemplo de la tierra
cultivada para esclarecer la distinción respecto a esta entre la labor y el
trabajo. La tierra a pesar de su carácter permanente no es un objeto de uso
porque la tierra primero no es producto del hombre y segundo para la
permanencia de sus frutos o todo lo que ella pueda mantener incluyendo construcciones
arquitectónicas, a la tierra se la debe cuidar. “Ha de ser reproducida una y
otra vez para que permanezca en el mundo humano”. (Pág. 167).
Reificación
Cuando el hombre trabaja o sea el
homo faber realiza un acto de
violencia a la naturaleza interrumpe su
proceso natural para extraer o procesar
lo que quiera de ella y poder realizar la fabricación de algo. Esto es lo que
se conoce como reificación. Al ejercer dicha violencia y más aún al acabar el
producto siente una grandeza superior a la naturaleza. La solidez de los
materiales es producto de esta fuerza, y esa “grandeza” del hombre respecto a
la naturaleza es “la alegría del trabajo” que recalca Arendt a diferencia de la
fatiga y molestia que siente el animal laborans.
Un modelo es lo que necesita el homo faber para realizar un producto.
Nadie hace algo sin tener una imagen mental o algún modelo sobre ello. Lo
interesante de todo es que dicha imagen no acaba al terminar el producto sino
que sigue ahí presente en el individuo destinada a que el hombre las
multiplique.
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El homo faber
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El animal laborans
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Su proceso acaba con el producto final.
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Caracterizada por la multiplicación.
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Es señor y dueño tanto de la naturaleza porque
la domina, como de sus propios actos, es libre de producir y libre de
destruir.
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Tiene un comienzo y un fin definido.
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Su proceso no acaba en el producto sino en el
agotamiento del cuerpo.
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Caracterizada por la repetición.
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No puede ser dueño de la naturaleza sino
siervo de ella porque está sujeto a la necesidad.
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La labor carece de principio y fin ya que es
un proceso cíclico constante.
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No se puede confundir la
multiplicación propia del trabajo con la repetición propia de la labor. La
primera amplia algo que ya tiene un carácter permanente mientras que la segunda
está sujeta al proceso biológico de la vida, es obligatoria.
Instrumentalidad y animal laborans
Los objetos de uso que produce el
homo faber no lo hace para facilitar
el trabajo del animal laborans.
Veremos por qué.
El carácter mundano de los
objetos de uso se observan mas cuando sobreviven al proceso de labor, de manera
que en este mismo donde lo que se labora se consume, digamos que el mundo del animal laborans esta determinado por
estos objetos de uso que al menos brindan a parte de ayuda, permanencia. En el
laborar no hay un medio ni un fin, no se sabe si el hombre consume para laborar
o si labora para consumir, en el caso del homo
faber la materia será un medio para el fin que es el producto acabado y
éste servirá de medio para otro fin y así sucesivamente por ejemplo: de árbol a
madera, y de madera a mesa. De manera que los objetos de uso pierden su
instrumentalidad una vez usados.
A medida que se incorporen mas
personas al proceso de laborar para lograr un mejor resultado, debe prevalecer
una coordinación rítmica de todos los movimientos individuales, en este sentido
los útiles pierden su carácter instrumental, es decir ya no esta en vista la relación
entre el hombre y sus utensilios sino la noción del hombre en el proceso y su
ritmo.
El animal laborans hace uso de
los objetos para construir un mundo sino para facilitar el proceso.
Tres etapas:
·
La invención de la maquina de vapor.
·
El uso de la electricidad.
·
Y la automatización.
Han cambiado por entero la
relación dinámica del hombre y los útiles en las que el hombre ya no va al ritmo
que quiere sino que está sujeto al ritmo de las maquinas. En este punto que los
objetos de uso no se han fabricado en beneficio del animal laborans sino con vista al objeto que se planea producir.
Arendt no se concentra en la discusión de si las maquinas deben ajustarse al
hombre o el hombre a las maquinas sino fundamentalmente en preguntarse si están
al beneficio o a la destrucción del propio mundo creado por el hombre.
Instrumentalidad y homo faber
El fin justifica la violencia
ejercida por el hombre a la naturaleza. Es el producto- y no el hombre- quien
determina el diseño de los instrumentos, los útiles, y hasta los especialistas
que se necesitan para ese proceso. Arendt hablara de la doctrina utilitarista
en el que una cosa tiene un fin y a la vez se realiza para servir como medio para
otro fin, y así sucesivamente hasta que ya no queda más e indicará algunas
desventajas así como críticas respecto a esta doctrina.
El utilitarismo no tiene una
significación propia en la cual
justifique la utilidad que se le dará, es decir nada justifica que algo pueda
convertirse en medio para otra cosa, ni siquiera el hombre mismo. Kant decía
que el hombre constituía un fin en si mismo no un medio, sin embargo la
doctrina utilitarista pudiera justificar dicha relación apartándose del mundo
objetivo y recurrir a la subjetividad
del propio uso, es decir, que el hombre sea el ultimo fin en una infinita
cadena de medios-fines; pero la consecuencia negativa de ello es que el hombre
al ver todo como objeto de uso o “para algo”, todo lo convierte en simples
medios perdiendo su valor. Aquí criticará Arendt el ideal utilitario al establecer
la utilidad como modelo para la vida de los hombres, haciendo que hasta el
viento que es una fuerza natural tenga como fin el calentar o refrescar el
cuerpo humano. Otra cosa es que en la medida en que la fabricación produce
objetos de uso para todo convertirse en medio-fin-medio, y en la medida en que
el hombre hace uso de ellas para su interés personal, la limitada
instrumentalidad del proceso de fabricación se transformará en la ilimitada
instrumentalización de todo lo que existe.
Mercado de cambio
La época moderna se caracteriza
por la productividad del homo faber y
la distracción hacia el consumo en vez de a la deliberación de los asuntos
humanos.
El animal laborans no es capaz de
establecer una esfera pública propia como el homo faber porque carece de mundo
y es semejante al rebaño. Las plazas de mercado son la esfera pública su lugar público y es característico saber que
quienes asistían no lo hacían como ciudadano sino como artesanos que exhibían y
cambiaban productos. Es aquí donde las relaciones sociales están determinadas
sólo por el producto. Cada artesano debe tener un derecho a aislarse para así
configurar el producto a elaborar a su modo y necesario para su concentración,
la única compañía que pueden tener son la de sus ayudantes o aprendices y esta
jerarquía es solo temporal pues si llega a convertirse en fija, degradaría el
mismo proceso de laborar ejemplificándolos en partes constitutivas. Por ende la
regla es que solo cuando acabe el producto el artesano puede abandonar su
aislamiento y cuando sale de este y entra en el mercado de cambio se convierte
en comerciante o dueño de sus productos.
El mercado de cambio no es propio
de los orígenes del capitalismo, ya existían cuando el auge de la clase
manufacturera que producia objetos de cambio y no de uso.
La perspectiva del ser humano
solo por lo que produce es decir, su valor no como humano sino como comerciante
es lo que crirticará Marx de la sociedad capitalista y dirá que esa es la
autoalienación que el hombre hace de su ser un ente comercial.
La permanencia del mundo y la obra de arte
La obra de arte tiene un carácter
particular, son producto del pensamiento del hombre y de la materialiacion de
sus manos, pero por ser producto del pensar no están destinados a usarse, ni
intercambiarse constantemente sino pocas veces para que pueda perdurar y
mantenerse, y en la medida en que perdura más que cualquier otra cosa mundana
hecha por el hombre, se asemeja a la condición de inmortalidad de los dioses.
La reificación en las obras de
arte vas mas allá de la transformación, es una transfiguración que va de la
mente a la materialización del objeto. La poesía hablada es la menos mundana y
mas humana de las artes, dirá Arendt, ya que la palabra se esfuma y es
reemplazada por otra, y el recuerdo de alguna frase durará según sea recordado
por otros o por la humanidad. También establece una distinción entre
pensamiento y cognición afirmando que la primera es un impulso del humano para
crear objetos no útiles y necesarios al propio proceso de la vida, ni tienen
principio ni fin, es un devenir constante de cosas que llegan a la mente,
mientras que la segunda si tiene un objetivo definido, su máxima expresión esta
en las ciencias. El pensar es propia del trabajo intelectual o artístico en
cambio la cognición la tenemos todos.
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