lunes, 19 de agosto de 2013

Guillermo Moreno: Capitulo II: LA ESFERA PÚBLICA Y LA PRIVADA.


I.              El hombre: animal social o político.


“La vita activa, vida humana donde se halla activamente comprometida en hacer algo, está siempre enraizada en un mundo de hombres y de cosas realizadas por éstos, que nunca deja ni trasciende por completo[1]…”  así comienza el capítulo II de la Condición Humana, en el cual Arendt tratará de demostrarnos, a través de su reflexiones y un vistazo al fenómeno histórico, como las esferas públicas y privadas (escenario donde se desarrolla la vida activa) han ido mutando a través del tiempo hasta llegar a nuestros días.


Para comprender inicialmente que se considera como Esferas Publica y Esfera Privada es imperativo comprender uno de los puntos clave: ¿Es el hombre un animal social o político? Es más ¿Qué se entiendo por social y que entendemos por políticos? Consideradas estas como preguntas ordenadoras, Arendt nos dirá que la vida humana no puede considerarse aparte de los demás, lo que la hace tal es sin duda que las existencia de los hombres esta interconectadas. De tal forma que el hombre no puede existir separado de sus semejantes, porque tal condición es la que hace de él un ser humano. Solo, fuera de la comunidad, el hombre deja de ser tal para convertirse en una animal. Y las acciones que lleve a cabo también carecerán de significado dado que es el contexto en el cual se encuentra (la comunidad) la que le da el cariz. De tal manera que un hombre laborando solo o al margen, no es un homo faber, sino un animal laborans. Por lo tanto, es obvio que el hombre es un animal social, una entidad que, sin duda, encuentra su identidad en la medida que se relaciona y diferencia de los otros. Solo los dioses creadores (demiurgos) que  agotan sus fuerzas al actuar, son los únicos que pueden mantenerse al margen.  Por lo tanto, sin duda alguna, el hombre es un animal social. Pero esta no es los únicos rasgos capaces de definirle, hay otro aspecto que le da el cariz y que hace imperativa su necesidad de estar entre otros o que, sin duda, es consecuencia de estar en comunidad: el hecho político.

El hombre por lo tanto un ser de condición dual, condición que originalmente se encontraban ubicadas en esferas diferentes: la pública y la privada. Por la primera se entenderá aquella esfera que está a la vista de todos y es accesible, por la segunda será aquella oculta y privada. La primera estará signada por algunos elementos claves, sobre todo marcada por la etiqueta de lo político. La esfera privada recibirá, en la concepción griega, la  etiqueta de lo social. Por lo tanto desde la propuesta clásica, el hombre posee esa doble condición es tanto un animal social, como un animal político; y puede llevar a cabo estas acciones porque posee la capacidad de saltar las brechas entre ambas esferas.

Arendt nos confirma esto cuando nos dice “… Según el pensamiento griego, la capacidad el hombre la organización política no es sólo diferente, sino que se hallan en directa oposición a la asociación natural cuyo centro es el hogar (oikia) y la familia. El nacimiento de la ciudad-estado significó que el hombre recibía Además de su propia vida, una especie de segunda vida, su bios politikos. Ahora todo ciudadano pertenece a dos órdenes de existencia, y hay una tajante distinción entre lo que es suyo (idion) y lo que es comunal (koinon)[2]” por lo tanto no quedad duda de que el hombre posee una doble naturaleza.

Ahora bien ¿qué consecuencias o que implicó para el hombre la existencia de esta dualidad? ¿Qué ventajas le aporto? Primero trajo una consecuencia significativa: el hombre debía buscar una forma de dividir y reducir el tiempo que pasaba en una esfera para poder subsistir en la otra; especialmente cuando de una dependía el contexto en el cual se desenvolvía y sobre todo la existencia en general. De esta forma tuvo que buscar un medio para satisfacer sus necesidades y a la vez ser suficientemente libre para afectar la otra esfera. A la larga tal interrogante será resuelta a través de la esclavitud. La otra cuestión se responde de la siguiente forma, al verse obligado a participar en la vida de la polis, el hombre tendrá que valerse de una serie de recurso siendo el mas importante el poder del discurso. Este no se entiende únicamente como la exposición de grandes ideas, sino que como la capacidad de, tanto con el verbo (lexis) como con la acción (praxis) inducir al prójimo a actuar y sin duda a alterar la realidad del contexto en el cual se desenvolvían. De esta forma situación se puede entender que la polis dio como origen una dinámica que le era intrínseca y es la política, la cual se entenderá como la capacidad que tendrá el hombre de conseguir el consenso y mover a la acción a través del discurso, la persuasión y el manejo correcto de los tiempos. Nos dirá Arendt “… Ser político, vivir en una polis, significaba que todo se decía por medio de palabras y de persuasión, y no con la fuerza y la violencia[3]”. Por lo tanto el discurso es un elemento inherente a la esfera pública.

Ahora ¿Qué caracterizaba a la esfera privada según el pensamiento clásico? Para responder esta interrogante debemos comprender que la organización primigenia es, en mayor o menor medida, la familia la cual se asocia con una finalidad: la supervivencia. Luego cuando esta familia está consciente de su fragilidad en soledad, de que es incapaz de conseguir metas más altas por su cuenta, se colude con otras o se asocia para alcanzar un fin mayor. A esta asociación se le conoce como sociedad. Por lo tanto, no es raro, que los clásicos vincularan la naturaleza de lo privado con lo social. Comprendido esto pasamos a considerar o a revelar cuál es el rasgo clásico de la vida privada para los clásicos: pues sin duda la violencia ¿Por qué? En la vida privada, que busca la supervivencia y la satisfacción de las necesidades que nos condiciones, el consenso queda de lado. El poder debe imponerse y no se puede llegar a él por la vía de la persuasión. Por último, dado que la sociedad es previa a la organización política, es lógico que se valga de un principio pre-polis como es la violencia; fenómeno que no tiene cabida en la organización de la polis, porque la violencia solo se puede llevar  a cabo entre dos que no son iguales.

“… Para el modo de pensar griego, obligar a las personas por medio de la violencia, mandar en vez de persuadir, eran formas prepolíticas para tratar con la gente cuya existencia estaba al margen de la polis, del hogar y de la vida familiar, con este tipo de gentes en que el cabeza de familia gobernaba con poderes despóticos e indisputados[4]…” así pues queda claro cuáles son los rasgos y las etiquetas que, desde el mundo clásico, diferencias a ambas esferas. Contexto que los hombres con tiempos debían de salvar y donde las formas de proceder diferían de forma significativas.
Ahora bien, comprendida la diferencia entre estas esferas no queda claro,  y bien definida, la diferencias entre las dos esferas que a su vez fungirán como contextos para el devenir de la vida activa. Por último Arendt concluirá de forma sumamente inteligente, que a su vez nos señala, con claridad meridiana, la diferencia entre una y otra esfera.

“… No sólo en Grecia y en la polis, sino en toda la antigüedad occidental, habían tenido como la evidencia misma de que incluso el poder del tirano era menor, menos perfecto, que el poder con el que el paterfamilias, el dominus, gobernaba a su familia y esclavos. Y esto no se debía a que el poder del gobernante de la ciudad estuviera equilibrado y contrarrestado por los poderes combinados de los cabezas de familia, sino a que el gobierno absoluto, irrebatido, y la esfera política propiamente hablando se excluían mutuamente[5].”
Para concluir queda claro que las esferas públicas y la privada eran dos esferas totalmente diferentes, que en gran medida, se diferenciaban una de la otra por los elementos con los cuales condicionaban la vida del hombre. Y que, a su vez, se caracterizaban por: la vida pública la persuasión, el discurso y la acción que daban origen a lo político y que era necesario para coordinar las acciones entre los ciudadanos y paterfamilias quienes eran iguales. La  vida privada, que en mayor medida se caracterizaba por la violencia y la asociación para conseguir paliar las necesidades y subsistir a través del tiempo.

II.            La polis y la Familia.

Comprendida la diferencia y las categorías que caracterizan a las esferas, pública y la privada. Nos interesas ahora comprender como la esfera de polis se interrelaciona con la esfera privada o de la familia. En el mundo actual, la ultima se considera como la base fundacional de la sociedad, y no podría estar más en lo cierto. Arendt nos dice “…el conjunto de familias económicas organizadas en el facsímil de una familia superhumana es lo que llamaos sociedad, y su forma política de organización se califica con el nombre nación[6]…” pero visto de esta perspectiva nos interrogamos ¿Qué caracterizaba aparte de la violencia y la subsistencia a la familia? Dado que esta era producto de la necesidad que tenía el hombre para sobrevivir y satisfacer sus necesidades físicas, la familia para el contexto clásico griego del cual parte Arendt se caracteriza por el quehacer económico “… cualquier cosa fuera económica en relación a la vida del individuo y a la supervivencia de la especie, no era política, se trataba por definición de un asunto familiar[7]...” por lo tanto lo que diferencia a la esfera domestica de aquella que es publica, es que en ella los hombres viven juntos en pro de la exigencias y las necesidad. Si bien el fin sigue siendo la vida, las condiciones o el fin último de esta existencia se devoran a sí misma. La vida privada o domestica es un terreno donde el hombre, aun el paterfamilia, es presa de las necesidades por lo tanto es una esfera donde no existe libertad.

Pero a pesar de esta naturaleza podemos ver que  “…la esfera de la polis, por el contrario, era de la libertad, y existía una relacione entre estas dos esferas, ya que resultaba lógico que el dominio de las necesidades vitales en la familia fuera la condición para la libertad de la polis[8]….”  Que una esfera no podía subsistir sin la otra. Pero con el tiempo sucedería una inversión de la misma producto del devenir histórico, pues con el paso del tiempo, a raíz del cristianismo y la edad media, la libertad cambia y lo público y privado se ve severamente trastocado “… En todos estos casos, la libertad (…) de la sociedad es lo que exige y justifica la restricción de la autoridad política. La libertad está localizada en la esfera de lo social, y la fuerza o violencia pasa a ser monopolio del gobierno[9]…” lo presente no es más que un claro ejemplo como ambas esfera fueron destruidas o trastocadas de formas significativa a través del tiempo, cosa que no coincide con el pensamiento clásico para el cual la política y la libertad estaban en la participación. La violencia era ruptura de lo político y por ende, una cuestión privada.

Siguiendo con la disertación sobre la  diferencia entre polis y familia podemos ver que, Arendt, nos dice que otro punto que las diferenciaba es que en la familia no había iguales, por lo tanto la violencia era algo permitido, ya que esta, era una forma de organización pre-política. Mientras que tal fenómeno en la polis no tenía cabida. La coacción era innecesaria pues sin duda en la polis solo se encontraban seres iguales. La violencia entonces es un símbolo primitivo y privado, y con ella la capacidad de mandato sobre otros, lo cual nos revela lo restrictiva que era la esfera familiar cuando Arendt nos dice que para los griegos “… Ser libre significaba no estar sometido a la necesidad de la vida ni bajo el mando de alguien y no mandar sobre nadie, es decir, ni gobernar ni ser gobernando[10]…”  pero frente a este aseveración surge la duda: ¿Si en la esfera pública y política es donde se encontraba la libertad, como se podía hacer política o llevar a cabo el poder si las relaciones de dominación son opuestas a la concepción de libertad? Sencillo, porque los griegos y, sin duda alguna, Arendt no están comprendiendo el fin de la organización política a través del conceso y el dialogo.

Ahora bien, esto no pervivió a través del tiempo, pues con el fin del mundo Romano, y el auge de la iglesia Católica y Universal, estos parámetros se dejaron de lado. El ser humano deja de formar parte de una sociedad a nivel micro, deja de ser ciudadanos, para estar hermanado a través de la institución universal que era la iglesia. Esta idea trascendería de tal forma hasta la llegada del renacimiento, donde el descubrimiento de lo clásico obligaría a una revisión de este modelo que se diversificaría y mutaría de forma considerable en la Edad Moderna. Tal como nos dice la autora “… En el Mundo Moderno, las esferas social y política no es más que una función de la sociedad, que acción, discurso y pensamiento son fundamentalmente superestructuras relativas al interés social[11]…”

¿Cómo `podemos entender este cambio de signo? Sencillo en la Edad Media, las concepciones religiosas y la idea del bien común, dieron al traste con el pensamiento comunitarito que imperaba en la polis, al considerar que solo el individuo tenia interese en común, y que cada quien debía de buscar su propio fin, siendo el último de todos la búsqueda de la salvación, pero para que el hombre tuviese la posibilidad de atender sus asuntos de subsistencia se hacía necesario que uno, entre todos ellos, asumiera los asuntos que son públicos, en otras palabras sacrificara su libertad de hacer y salvación en pro de aquello que era de interés común. Por lo tanto a partir de este punto la  esfera privada se volvería exclusiva, la esfera pública un lastre donde se sacrificarían unos pocos  y aquel punto medio entre esfera y esfera, una espacio perdido en el vacío. La política como conceso  desapareciera para estar supeditada a los lineamientos dictados desde la esfera privada. Participar en la política se volvió en algo peligroso, donde vida y alma se ponían en riesgos, por lo tanto se hacía necesario  tener valor. Esta característica se volvería una virtud política inequívoca.

Por ultimo nos dirá la autora que, para el pensamiento griego y sobre todo Aristotélico, el participar en política era una especie de buena vida puestas en esta se había trascendidos y dominado las necesidades, se había trascendido las esferas de lo meramente biológicos. Esto a su vez marcaba la diferencia entre ambas esferas y sin duda también daba pie para comprender la articulación entre estas dos realidades. Por lo tanto podrá concluir lo siguiente “…Sin dominar las necesidades vitales en la casa, no es posible la vida ni la buena vida, aunque la política nunca se realiza por amor a la vida. En cuanto los miembros de la polis, la vida doméstica existe en beneficio de la gran vida de la polis[12]…” de esto podemos concluir que la política y la participación en la misma, es producto de un proceso dialectico entre el dominio de la vida material expresada en la esfera privada, y la vida publica que es política. Para los griegos esto era solo posible a través de una fuerte vida privada que le permitía tener las bases materiales cubiertas para trascender a la pública y con ella alcanzar la realización y la verdadera vida que era la pública, en la cual el hombre era verdaderamente libre entre sus semejantes.

III.           El Auge de lo Social

Para comprender la idea del Auge de lo social debemos tomar en cuenta o partir de la idea de que, originalmente, privado hacia alusión a lo privativo o aquellos de lo cual el hombre se excluye. De tal manera que, desde la perspectiva antigua, lo privado era igual a estar aislado. Con el tiempo, como ya se ha dicho, esta concepción, junto a otras provenientes de la antigüedad, sufrieron un cambio significativo durante la edad Media y luego en la edad moderna. Desde este punto Arendt nos dices “… El hecho histórico decisivo es que lo privado moderno en su más apropiada función, la de proteger lo íntimo, se descubrió como lo opuesto no a esfera política, sino a la social, con la que sin embargo se halla más próxima  y auténticamente relacionados[13]…” de esto podemos concluir que en el pensamiento Moderno aquello que es político  se mantendría separado de lo privado, y esto último que estaba marcado por aquello que era social será dividido en dos, siendo social aquello que es relativo a lo común y ajeno al individuo. Esta concepción fue necesaria pues los poderes de aquel momento, que eran sin duda absolutos, estaban cada vez más, minando los asuntos privados de los hombres. Se hacía, por lo tanto, necesaria, una clara división entre estas esferas.

Por último, el hecho de que el hombre se enfocase más en esta división permitió el auge del Estado Moderno y la concepción de que la política como un escenario uno y mínimo que debía garantizar ciertas condiciones para que el hombre pudiese florecer en el ámbito privado.  Sobre esta idea ira cabalgando la burocracia y el Estados Moderno, el cual a su vez condicionara algunas conceptos como la libertad y la igualdad a la par de ir minando lo político. Atrás quedara la relevancia que este poseía, como  fuente de libertad, organización y grandeza. Pero sobretodo quien sufrirá más será la Acción, que terminara sustituida por la conducta y la política como un negocio deleznable.

Esta debilidad, este condicionamiento dará al traste con la política entendida como consenso y la persuasión a través del discurso. Poco espacio habrá para los grandes hombres, pues la definición tan rígida, pero a su vez tan pervertida, de las esfera dará pie para un política uniforme y mediocre. Una política mundana y tangible será el espíritu imperante, gracia a esto Arendt nos dirá “… Y esta interpretación psicológica , para la que la ausencia o presenciad e una esfera pública tan inapropiada como tangible y mundana realidad, parece más bien dudosa debido a que ninguna actividad pueda pasar a ser excelente si el mundo no le proporciona un espacio adecuado para su ejercicio. Ni la educación, ni la ingeniosidad, ni el talento pueden reemplazar a los elementos constitutivos de la esfera pública, que la hace un lugar propio para la excelencia humana[14]…”

Podemos, frente a esto, comprender entonces que el auge de lo social y la subsecuente división de lo político y lo privado, dio al traste con la percepción de la política como un escenario donde la vida está en riesgo, y donde el hombre por el discurso, por la acción era capaz de grandes obras. La política como un arte noble que ensalza al hombre ha quedado atrás, más como una sacrificio supletorio de algunos en pro del resto y sus labores privadas. El auge de lo social fue el fin de la política y la oportunidad que esta brindaba para la excelencia.


IV.          La Esfera pública: lo común.

A pesar de lo expuesto caber preguntarse ¿Qué entiende Arendt por lo público? Por ello entiende “la palabra público significa dos fenómenos estrechamente relacionados, si bien no idénticos por completos. En primera lugar significa que todo lo que aparece en público puede verlo y oírlo todo el mundo tiene amplia publicidad posibles[15]…” por otro lado “… en segundo lugar, el término publico significa el propio mundo, en cuanto es común a todos nosotros y diferencia de nuestro lugar poseído privadamente en él. Este mundo, sin embargo, no es idéntico a la Tierra o a la naturaleza, como el limitado espacio para el movimiento de los hombres y la condición general de la vida orgánica. Más bien está relacionado con los objetos fabricados por las manos del hombre, así como los asuntos de quienes habitan juntos en el mundo hecho por el hombre[16]…” por lo tanto la ultima acepción o mejor dicho la segunda nos dice que lo público es aquello que el hombre ha creado a través de su trabajo en conjunto; por lo tanto es un mundo en común a todos los hombres. Esta concepción en el mundo clásico tendrá muchos problemas para ser comprendida, será través de la religión donde el mundo en común, con ciertas excepciones podrá establecerse, y luego a través de la participación política. Pero en el sentido estricto la concepción de común en un sentido verdaderamente extenso vera luz en las concepciones del cristianismo primigenio, el cual a través de Cristo y la Iglesia hermanará a la humanidad.

Pero ¿Qué características poseía este universalismo? Pues en ellas había un carácter o pretensión universalista que rompería con la comunidad a menor escala y lo político. Pues el cristianismo tendría como punto de apoyo las concepciones de tipo no política “… El carácter no publico y no político de la comunidad cristiana quedó primeramente definido en las exigencias de que formara un corpus, un cuerpo, cuyos miembros estuviesen relacionados entre sí como una misma familia[17]…” esta uniformidad daría fin a las concepción políticas y a la necesidad del conceso. Además de que una visión desde un perspectiva familiar anula o da un cariz de privado a lo que otrora fuese público. A pesar de que hubo en cierta medida organización el espacio público, como un espacio deliberativo para la búsqueda de la grandeza, tal como ya se explico, quedaba minimizado, las concepciones cristianas veían como esta búsqueda de fortuna y gloria, en esta búsqueda de la excelencia la marca del pecado del orgullo.

El fin de la esfera pública en la Edad media tendrá su razón de ser en el hecho de que el cristianismo, con su escatología, consideraba a este mundo como finito. Con el apocalipsis a la vuelta de la esquina, lo único trascendente era la búsqueda de la salvación. La política y aquello que fuese común y construido en común, perdía relevancia cuando lo contrastábamos con la imperiosa necesidad de salvarse a través de la contemplación.  La búsqueda de inmortalidad, de la grandeza era nimia frente  al fenómeno cierto de entrar al reino de los cielos.

Para la edad moderna la cuestión sería diferente. La esfera pública estaría severamente afectada por la presencia del auge de lo social que se verá comprendida únicamente como la administración de aquello que es público. A la par de la necesidad de ser admirado, la cual será vista en gran medida como un rasgo propio de la vanidad. A la larga, con el desarrollo de las técnicas científicas y la búsqueda de la objetividad, lo público como aquello que es común se volverá un tópico controvertido. Ya que la visión o experiencia de cada quien es, en sí misma, un fenómeno subjetivo, por lo tanto aquello que es real y común en estas condiciones queda supeditado a las diferentes percepciones de los hombres, por lo tanto se crea una gran incertidumbre sobre aquellos que es común y real.

A estos Arendt dirá “… En ambos caso, los hombres se ha convertidos en completamente privados, es decir, han sido desposeídos de ver y oír a los demás, de ser visto y oídos por ellos. Todos están en la subjetividad de su propia experiencia singular, que no deja de ser singular si la misma experiencia  se multiplica innumerables veces.  El fin del mundo común ha llegado cuando se ve sólo bajo un aspecto que le permite presentarse únicamente bajo una perspectiva[18].” ¿Qué nos plantea aquí Arendt? Sencillo el hombre no tiene espacio o forma de manifestarse, ya que la publico o ha sido minado por lo social o ha sido minado por el juego de la subjetividad. Como sea, aquello que es común está dejando de serlo porque es un fenómenos, amplio, que esta entrado en una camisa de fuerza que obliga a verle desde una única perspectiva.

V.           La Esfera privada: la propiedad.

Aquello que es privado, al igual que lo público posee dos acepciones. Una en un sentido estricto y literal hace alusión a lo privativo y la privación. Desde una perspectiva puede ser vistas como privarse del mundo que es común. La otra acepción, mucho más moderna y sin duda alejada del pensamiento clásico nos dice que lo privado trabaja en función a la protección. Protección de la vida personal de aquello que es público; de la vorágine de la realidad. Esta ultima acepción tiene gran pensó, especialmente en los tiempos de la producción en masa y la comunicación que ha abrumado al ser humano.

Ambas acepciones tienen en común, aparte de su vinculación con la vida pública, la necesidad de poseer algo que asegure la pervivencia a través del tiempo. Así pues, la propiedad se vuelve un punto clave hasta para participar en los asuntos que son políticos. La propiedad privada entonces pasa a ser clave, porque lo privado y la posesión le permiten al hombre poseer los medios de subsistencia para participar.

A su vez también le condiciona de tal manera que, dado que es un elemento clave para la existencia humana, el poseer se vuelve rasgo condicionante de la humanidad. Por lo tanto aquel que no tiene un sitio propio deja de ser humano, deja de ser libre. Tomando en cuenta que la verdadera libertad se encuentra fuertemente vinculada con la capacidad de trascender la necesidad, tener cubiertas implica en gran medida que se es libre. Pero curiosamente Arendt nos plantea que poseer no nos hace necesariamente libre, pues cuando aquel que es propietario, en gran medida, optar por ampliar su propiedad privada en vez de valerse de esta para participar en la vida política, comienza a hacerse esclavo por mediación de la necesidad de acumular.

Este elemento le da a aquello que es privado y a la propiedad una vertiente realmente significativa. Pues queda claro que la esfera privada y su manifestación más clara, la propiedad conforman una serie de elementos que son claves que, en conjunto con la esfera pública conforman el verdadero contexto en el cual puede desenvolverse el devenir político del hombre. Por último Arendt dará cuenta de que hay que separar la concepción de lo que es propiedad privada y la riqueza, una no es inherente a la otra, y la ultima no es trascendente, es más es un limitante, cuando tratamos de comprender el fenómeno de la participación política.  

VI.          Lo social y lo privado.

En este punto Arendt nos dice “… lo que llamábamos antes el auge de lo social coincidió históricamente con la transformación del interés privado por la propiedad privada en un interés público. La sociedad, cuando entró por vez primera en la esfera pública, adoptó el disfraz de una organización de propietarios que, en lugar de exigieron el acceso a la esfera pública debido a su riqueza, pidió protección para acumular más riqueza[19]…” por lo tanto lo social coincide con el fenómeno del auge de las concepciones liberales y los frenos a las monarquías. Pero sobre todo es un claro ejemplo de cómo la propiedad y lo privado se separaron en pro de lo social. Pero sobre todo como la relación entre las diferentes esferas de la realidad se desmembró producto del proceso productivo. De lo que tratabas esto, o el verdadero anhelo de esta sociedad era alcanzar la riqueza, que originalmente autores liberales plantearan como una riqueza común, pero la riqueza, al igual que la labor, se consume a sí misma, y por lo tanto el intento de alcanzar una prosperidad que cubra a todos es una carrera fútil.

            Con el avance de la edad moderna, la propiedad perderá su cariz mundano localizando en la propia persona. Este podría asignarle un valor y a la larga podría enajenarla. Esta concepción garantiza la posibilidad del hombre para proveer por sí mismo, pero a la vez restringe su libertad, y lo condiciona de tal manera que corre el riesgo de ser cosificado por los demás. En este punto la esfera privada se ha disuelto, porque al estar la propiedad en el hombre como tal es imposible que esta exista para alejarse de aquello que es público y social. También deja esta de ser un oasis de los eventos que se han desencadenado. Al no existir la esfera privada su contraparte, la pública, pierde significado. La solución a este dilema esta en el hecho de que se ha descubierto la intimidad como un solaz frente a lo común. Pero poco aporta, en un mundo donde los asuntos privados se han desvanecido y donde cada vez más, la gente se incorpora al proceso productivo al aportar su fuerza de trabajo. Lo privado se vuelve en gran medida producto inherente de la satisfacción de la necesidad y del momento donde nos reguardamos, sin existo, del proceso productivo. Pero privado como libertad y seguridad han quedado atrás. 


VII.         El lugar de las actividades humanas

Arendt ya ha disertado sobre las diferentes esferas, tanta la pública como la privada. La primera se entenderá como aquello que es visible y debe ser visible para ser público. La privada como todo aquello que debe estar oculto como contrapuesto a lo público. En este punto del capítulo Arendt usa el ejemplo de la bondad como un acción que tiene consecuencia en lo público, pero que debe permanecer en lo privado porque si no pierde efecto; sustancia o significado.  Pero también es claro ejemplo de que a pesar del cariz de alguna de las dos esferas, la actividad humana no se restringe a una, sino que puede trascender a ambas, estando también en un punto medio.

Dirá al final, donde se encuentra el postulado del capítulo. “… Hemos elegido el ejemplo extremos de realizar buenas obras, extremo porque esta actividad ni siquiera se encuentra en su elemento en la esfera de lo privado, con el fin de indicar que los juicios históricos de las comunidades políticas, por los que cada uno determinaba que actividades de la vita activa debían mostrar en público y cuáles tenían que ocultarse en privado, pueden tener su correspondencia en la naturaleza de estas mismas actividades. Al plantear este problema no intento un exhaustivo análisis de las actividades de la vida activa, cuya articulaciones han sido cuidadosamente despreciada por una tradición que la considero fundamentalmente desde el punto de vista de la vida contemplativa, sino procurar determinar con cierto grado de seguridad su significado político[20]…”  de esto se desprende que, las actividades de la vida activa no están condicionadas o pertenecen, sin importar el momento histórico, a una sola esfera, sino que las acciones se condicionan a sí misma en la medida que se ejercen, por lo tanto está en su esencia e intencionalidad la raíz de su cariz.

Por lo tanto, juzgar un fenómeno y relacionarlo con alguna de las esfera no es tanto un acto de de índole histórico o fenomenológico sino de la sustancia detrás del mismo fenómeno. La vida activa, por lo tanto, como producto se condiciona y abarca, sin remedio alguno todas las esfera de la existencia humana  y por lo tanto de su condición.



[1] Arendt, Hannah, La condición humana. (2005) Ediciones Paidos.  Pág.51
[2] Arendt, Hannah, La condición humana. (2005) Ediciones Paidos.  Pág.52
[3] Arendt, Hannah, La condición humana. (2005) Ediciones Paidos.  Pág.53
[4] Idém. Pág. 53-54
[5] Ídem. Pág. 54
[6] Ídem. Pág 55
[7] Ídem. Pág 55
[8] Ídem. Pág 56
[9] Ídem. Pág 56
[10] Ídem. Pág 57
[11] Ídem. Pág 58
[12] Ídem Pag.61
[13] Idem Pág. 62
[14] Ídem Pág 70
[15] Ídem Pág 71

[16] Ídem Pág 73

[17] Ídem Pág. 74
[18] Ídem Pág. 77-78
[19] Ídem Pág. 83
[20] Ídem Pág. 92

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