lunes, 26 de agosto de 2013

Mileidy Huerfano Capitulo 1

RESUMEN “LA CONDICIÓN HUMANA” DE HANNAH ARENDT

Este libro expresa de manera sistemática una discusión sobre la labor, el trabajo y la acción, el libro se refiere únicamente a las más elementales articulaciones de la condición humana, a esas actividades que tradicionalmente se encuentran al alcance de todo ser humano. De este modo, a la vez análisis histórico y propuesta política de amplio alcance filosófico, La condición humana no sólo es la clave de todas las obras de Hannah Arendt, sino también un texto básico para comprender hacia dónde se dirige la contemporaneidad.
Por ello una de las principales ideas que se exponen en su introducción es la que enuncia, lo cual señala que durante tiempo esta creencia ha sido lugar común lo que nos muestra que, en todas partes, los hombres no han sido en modo alguno lentos en captar y ajustarse a los descubrimientos científicos y al desarrollo técnico, sino que, por el contrario, los han sobre pasado en décadas.
La emancipación y secularización de la Edad Moderna, que comenzó con un desvío, no necesariamente de Dios, sino de un Dios que era el padre de los hombres del cielo, nos da a entender que la tierra es la misma quinta esencia de la condición humana,  la naturaleza terrena según lo que sabemos, quizá sea única en el universo con respecto a proporcionar a los seres humanos un hábitat en el que moverse y espirar sin esfuerzo ni artificio. El artificio humano del mundo separa la existencia humana de toda circunstancia meramente animal, pero la propia vida queda al margen de este mundo artificial y, a través de ella, el hombre se emparenta con los restantes organismos vivos.
Ese mismo deseo de escapar de la prisión de la Tierra se manifiesta en el intento de crear vida en el tubo de ensayo, de mezclar “Plasma de germen congelado perteneciente a personas de demostrada habilidad con el microscopio a fin de producir seres humanos superiores”, y de “alterar su tamaño, aspecto y función”; y sospecho que dicho deseo de escapar de la condición humana subraya también la esperanza de prolongar la vida humana más allá del límite de los cien años.
No hay razón para dudar de nuestra capacidad para lograr tal cambio, de la misma manera que tampoco existe para poner en duda nuestra actual capacidad de destruir toda la vida orgánica de la Tierra. La única cuestión no puede decidirse por medios científicos; se trata de un problema político de primer orden y, por lo tanto, no cabe dejarlo a la decisión de los científicos o políticos profesionales.
Sin embargo, incluso dejando de lado, estas últimas y aún inciertas consecuencias, la situación creada por las ciencias es de gran significación política. Donde quiera que esté en peligro lo propio del discurso, la cuestión se politiza, ya que es precisamente el discurso lo que hace del hombre un ser único. Si siguiéramos el consejo, con el que nos apremian tan a menudo, de ajustar nuestras actitudes culturales al presente estado del desarrollo científico, adoptaríamos con toda seriedad una forma de vida en la que el discurso dejaría de tener significado, ya que las ciencias de hoy día han obligado a adoptar un “lenguaje” de símbolos matemáticos que, si bien en un principio eran sólo abreviaturas de las expresiones habladas, ahora contiene otras expresiones que resulta imposible traducir a discurso. Cualquier cosa que el hombre haga, sepa o experimente sólo tiene sentido en el grado en que pueda expresarlo. Tal vez haya verdades más allá del discurso, y tal vez sean de gran importancia para el hombre en singular, es decir, para el hombre en cuanto no sea un ser político, pero los hombres en plural, o sea, los que viven, se mueven y actúan en este mundo, sólo experimentan la interacción humana a través de la comunicación y el discurso.
Una vez expuesto esto se puede expresar que en el primer capítulo habla de las siguientes características que complementan y resumen a modo general el contenido del significado del libro.



· Condición Humana y naturaleza Humana

La Naturaleza humana,  a partir de San Agustín (sobre el que había escrito su tesis doctoral en 1929), es algo que no somos capaces de definir. Podríamos estudiar quien es el hombre (el quien es el hombre se revela en la palabra), pero que es el hombre, es una pregunta que sólo un Dios puede responder, de ahí  que los intentos de definir la naturaleza humana acaban casi siempre en la construcción de una deidad, es decir, del Dios de los filósofos. No podemos hablar del hombre como de un qué, es decir como de una cosa.

Estamos condicionados, pero no absolutamente, por eso quien somos no lo podemos explicar tampoco de una manera definitiva. Siempre es posible el cambio. La ciencia moderna universaliza el mundo al verlo como algo externo (Arquímedes).  La ciencia no tiene por objeto, para Arendt aumentar y ordenar nuestras experiencias, sino mostrarnos qué es lo que se esconde tras de los fenómenos naturales, tal como se revelan al espíritu humano.

· Vita activa

La autora asimila la expresión vita activa, sobrecargada de tradición, a la tradición del pensamiento político (de Sócrates a Marx), siempre en relación al bios políticos aristotélico y a la vita actuosa de Agustín, es decir, a la vida consagrada a los asuntos de la ciudad. Arendt explica que Aristóteles excluía los modos de vida privados de libertad; este postulado excluía el trabajo del esclavo, del artesano y del comerciante. Los tres modos de vida  que retiene tienen en común su interés por lo bello, la vida de los placeres, la vida entregada a los asuntos de la polis y la vida del filósofo dedicada a inquirir y contemplar las cosas eternas.


El bios políticos denotaba la acción en el dominio de los asuntos humanos. Ni el trabajo, ni la obra eran considerados. El privilegio de la política proviene del hecho de que la polis era una forma muy especial y libremente elegida no despótica.

La vita activa perdió su sentido con la desaparición de la ciudad antigua, pero ni que decir tiene que ni el trabajo ni la obra alcanzaron la misma dignidad. La existencia libre sólo fue posible en la vita contemplativa.

 La contemplación (teoría) aparece ya en Platón, incluso inspira una organización política que facilita la vida filosófica. La apolítica, derecho de unos pocos en Aristóteles y en la antigüedad se considera en la era cristiana como un derecho de todos.

Si se parte de la contemplación que es un reposo que permite la revelación de la verdad, entonces la vita activa es, en contrapartida, un no reposo: askolia. Hasta el comienzo de la Edad Moderna, la interpretación que subraya la primacía de la contemplación. De donde también el sentido de la vita activa cuyo origen proviene de una oposición al de la vita contemplativa y que fue ampliamente confirmado por el cristianismo. Ese uso ni siquiera cambió con Marx y Nietzsche que no pudieron dar la vuelta al marco conceptual tradicional. Así, pues, si se ha producido una moderna inversión de los sistemas filosóficos, no se ha producido una ruptura: el interés por la vita activa no es ni superior, ni inferior al interés fundamental por la vita contemplativa.

· Eternidad contra inmortalidad

Existen dos órdenes de preocupaciones distintas: el pensamiento puro que culmina en la contemplación y el compromiso activo en las cosas de este mundo; en paralelo se encuentra la analogía de la oposición eternidad/ inmortalidad. Inmortalidad, significa vida no mortal en esta Tierra, es para los griegos la de la naturaleza y la de los dioses. La mortalidad, en cambio, es la marca de contraste de la existencia humana. La mortalidad es una línea recta, en oposición a la circularidad de la vida biológica. 

Los mortales, que tienen la capacidad de crear cosas (trabajo, actos y palabras) imperecederas, se encuentran en un cosmos donde todo es inmortal excepto ellos mismos. Por su capacidad en realizar actos inmortales, los hombres alcanzan su propia inmortalidad y demuestran ser de naturaleza divina.

Un filósofo preocupado por su propia eternidad (aunque menos por su inmortalidad), no escribiría, porque al escribir ingresaría en la vita activa, por ello Sócrates no escribió.

·         Bibliografía


ARENDT, Hannah. (2003) “La Condición Humana”. Argentina: Buenos aires. Editorial PAIDOS.  

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