lunes, 9 de septiembre de 2013

BARBARA DELVALLE VAPITULO IV LA CONDICION HUMANA


UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA
FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS
ESCUELA DE ESTUDIOS POLÍTICOS Y ADMINISTRATIVOS
SEMINARIO S1: EL PENSAMIENTO POLITICO DE HANNAH ARENDT
REALIZADO POR: BÁRBARA DELVALLE  C.I:20.364.196



LA CONDICIÓN HUMANA

CAPÍTULO IV

TRABAJO
En éste capítulo Hanna Arendt hace referencia al trabajo y a la diferencia que hay en el trabajo de nuestras manos con el trabajo de nuestro cuerpo, el homo faber que fabrica a diferencia del animal laborans que labora y a su vez mezcla. Dicho esto es por ello que se dice que los hombres a pesar de su naturaleza cambiante, pueden recuperar siempre su identidad es por ello que se debe considerar a la naturaleza como algo objetivo.

Ahora bien ha quedado claro en capítulo anterior que la labor y el trabajo no son lo mismo pero perecen coincidir en algunas cosas importantes, como por ejemplo la labor del hombre en cuanto al cultivo del suelo, esto parece el más perfecto ejemplo de labor, transformándose en el trabajo aunque este parece el vivo ejemplo de que labor y trabajo son casi lo mismo, Hanna deja claro que no es así, ya que la tierra cultivada no es propiamente el objeto de uso con su carácter durable, no requiere más que el cuidado de conservación; solo el homo faber se comporta como señor y amo de toda la tierra, desde que se consideró su productividad como imagen de Dios.


Es por ello que se dice que el verdadero trabajo de fabricación se hace bajo una guía de algún modelo de acuerdo con lo que se construye un objeto, este modelo puede ser una imagen contemplada por la mente o por el boceto; mediante el cual está dicha imagen tenga una materialización por medio del trabajo.


Hanna Arendt contempla en este III capítulo que por medio de estas circunstancias que son de gran importancia histórica, no son pertinentes en articulación de la vida activa; lo que acapara nuestra atención es lo que separa todas las sensaciones corporales, placer, dolor o deseos y satisfacciones, que son tan privadas que estas no pueden expresarse de la manera como se quiere. Las necesidades y exigencias del cuerpo humano van y vienen, y aunque siempre aparezcan, nunca es durante un período de largo tiempo.Es por este motivo, que se dice que el homo faber es señor y dueño, no porque se ha impuesto como tal en la naturaleza, sino porque este es dueño de sí mismo, y propiamente de sus actos.


Ahora bien, es por ello que se dice que la poesía cuyo material es el lenguaje es quizás la más humana de todas las artes, y el recuerdo de las musas se transforma en memoria directamente; es decir de todas las cosas del pensamiento, la poesía es la más próxima a él y el poema es menos cosa que una obra de arte; Arendt más adelante hace hincapié a que la actividad de pensar es tan implacable y repetida como la misma vida y sus procesos impregnan de manera tan íntima la totalidad de la existencia humana.

Para finalizar este capítulo IV, podemos decir que el animal laborans necesita de cierta ayuda del homo faber para así facilitar su labor y calmar su esfuerzo, todo esto con el fin de que el mundo sea lo que siempre se ha considerado que sería un hogar para los hombres durante su vida en la tierra.

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