lunes, 9 de septiembre de 2013

Francelina Da Costa Resumen #1

Universidad Central de Venezuela
Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas
Escuela de Estudios Políticos y Administrativos
Seminario: La Contemporaneidad del Pensamiento Político de Hannah Arendt

Br. Francelina Da Costa

Sobre la revolución. Introducción y Capítulo I.

Hannah Arendt en su obra Sobre la revolución, elabora un estudio acerca de la revolución, sus orígenes y principales características, haciendo énfasis en las dos grandes revoluciones que han tenido lugar en la historia mundial, la francesa y la americana.
Esta obra no se remite a un estudio teórico ni etimológico del término revolución. A lo largo de la lectura nos lleva a través de un camino que deja vislumbrar las diversas apreciaciones que se han tenido respecto a la revolución y las principales características de esta.
En la Introducción: Guerra y Revolución,  es posible observar que para Arendt es fundamental establecer una diferenciación entre la guerra y la revolución, aunque esto no implique separar ambas categorías, si se  permite darles tal denominación; tal diferenciación se hace enfocándose en el fin que cada una de estas persigue o pretende alcanzar. La(s) causa(s) de las guerras se hallan para la autora en la necesidad de conquistar, expandir, defender y conservar el poder, esta necesidad, es en mi opinión, el punto de diferenciación esencial entre las guerras y las revoluciones, ya que para Arendt los términos  necesidad y libertad son incompatibles, y acorde a lo planteado en su obra, el fin de la revolución siempre ha sido la libertad. Pero, ¿A qué libertad se refiere? A lo largo de la introducción y el Capítulo I: El significado de la Revolución, responde esta interrogante, planteando que la libertad, en su sentido real, debe comprenderse respecto a la participación. Para ella, la libertad “consiste en la participación en los asuntos públicos o en la admisión en la esfera pública”[1] Para que la vida de un hombre sea considerada libre es fundamental que exista la presencia de otros, por ello en el pensamiento político griego, la libertad exhortaba a la reunión y a un lugar donde esto fuese posible. Asimismo deja ver que se comienza a emplear el término libertad cuando ya el uso de las armas no es útil para justificar ciertos actos, y se pasa a lo racional.
Lo que une a las dos categorías antes mencionadas, es el énfasis que se hace en el empleo de la violencia por parte de ambas para alcanzar los objetivos que se han establecido. “…la violencia es una especie de común denominador de ambas”[2] De acuerdo a Hannah Arendt, el peso que se le otorga a la violencia hace que las guerras y revoluciones sean vistas en ciertos casos, al margen de los fenómenos políticos, y esto porque como ya lo expresó Aristóteles, el hombre  posee el don de la palabra, lo que se contrapone al uso de la violencia como primer plan para resolver los conflictos, o como el medio para el logro de determinados fines. En Sobre la Revolución, deja claro que mientras que las revoluciones estén caracterizadas por la violencia, estas estarán ubicadas al margen de los fenómenos políticos, aunque las mismas posean un alto grado de importancia para la historia mundial.
La revolución, para Arendt no debe comprenderse simplemente como un cambio, o la posibilidad de este. Ya que el cambio no necesariamente implica el surgimiento de algo nuevo, y para ella las revoluciones deben estar enfocadas o dirigidas al nacimiento de lo nuevo, a la innovación.
En el Capítulo I, se dedica a elaborar un análisis de las dos principales revoluciones que se han dado en el mundo, la francesa y americana, e intenta dejar claro que esta última en su totalidad no fue lo que despertó el sentido de revolución en Europa, sino las condiciones que habían en América para la época y que eran conocidas en Europa lo que hizo que se diera la primera. Por otro lado, menciona la importancia que tuvo la secularización en el fenómeno de las revoluciones, para Arendt esta representa el origen de las revoluciones, aunque se pone en duda hasta qué grado se puede considerar esto cierto.
Pero, ¿En qué sentido debe darse ese cambio para que sea considerado un movimiento como revolución? Es obligatorio que sea un cambio orientado a un nuevo origen, sea una nueva forma de gobierno, un nuevo cuerpo político, la constitución de la libertad u otro. Para la autora la libertad (o idea de ella) debe estar relacionada (o debería según su opinión) con la idea de innovación que significan las revoluciones, “…la idea de la libertad debe coincidir con la experiencia de un nuevo origen.”[3] Hannah Arendt hace posible apreciar que las revoluciones, sólo poseerán tal carácter cuando la Libertad e innovación vayan de la mano, “Sólo podemos hablar de revolución cuando está presente este <<pathos>> de la novedad y cuando ésta aparece asociada a la idea de la libertad”[4], esto hace posible diferenciar entre cualquier movimiento violento y una verdadera revolución.
Por último, hay que mencionar la importancia de la revolución como algo que no puede ser controlado ni por los hombres que la llevan a cabo, esto parte desde la concepción astronómica de revolución, como el movimiento de las estrellas y/o constelaciones sin que el hombre pueda intervenir en el mismo. Con respecto a la revolución en sentido político, se aprecia esta metáfora de forma clara, ya que, acorde a lo planteado en el texto y apreciado en la historia, las revoluciones llegan a un punto en el que los hombres que las llevaron a cabo no podían controlar lo que estas desencadenarían.

Bibliografía

Arendt, H. (2006). Sobre la revolución. Madrid: Alianza.






[1] Arendt, Hannah, Sobre la Revolución. Edit. Alianza. 2006. p, 41.
[2] Ibíd. p, 26.
[3] Ibíd. p, 37.
[4] Ibíd. p, 44.

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