martes, 10 de septiembre de 2013

Raquel Rojas. Lo finito y lo Infinito del Poder



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UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA
FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS Y POLITICAS
ESCUELA DE ESTUDIOS POLITICOS Y ADMINISTRATIVOS
SEMINARIO: LA CONTEMPORANEIDAD DEL PENSAMIENTO POLITICO DE HANNAH ARENDT
PROFESOR: EDGAR PEREZ
VERANO 2013



Lo Finito y lo Infinito del Poder





AUTOR:
RAQUEL O. ROJAS CONTRERAS CI: 18025798


CUIDAD UNIVERSITARIA
CARACAS, 10 SEPTIEMBRE 2013

INTRODUCCION

En las Ciencias Políticas, el concepto de poder siempre ha sido el foco central de toda investigación, y no será la excepción para ésta. Mil autores tratan el concepto de poder de acuerdo al contexto en el que se presenta, al tiempo histórico, al tipo de sociedad, al tipo de relaciones sociales y a la interdependencia de poder entre ellos, a lo operativo de éste, a lo jerárquico, a su descripción o sus características, si lo maneja una persona o un grupo en particular, y sobre todo: ¿cómo fue alcanzado? o, ¿cómo mantenerlo?,  unos lo estudian de una manera epistemológica, mientras que otros, superan los límites conceptuales y lo intentan llevar a un plano ontológico por excelencia.

La noción de poder que nos expone Michel Foucault, lo hace distintivo por el hecho de no conceptualizar la palabra con los límites con que lo hacen otros autores, es decir, explaya en varios de sus escritos lo que significa el poder en su esencia, colocando en manifiesto, que no es algo que se tiene como un objeto, sino la representación de éste a través de las relaciones de poder.  Por otra parte, la autora Hannah Arendt expresa criterios similares a éste autor, en el texto “Sobre la Revolución” habla de un tipo de concentración de poder que sobre pasa los límites de lo equilibrado en una nación y altera por completo la estructura del sistema político-social del Estado, ocasionando los estragos suficientes para determinar ¿Quienes manejan el poder?, ¿Cómo se maneja?, ¿Cómo se consigue? y si logra mantenerse.

Los criterios que nos exponen éstos dos autores relacionados a la noción de poder, se presentan en el siglo XXI vigentes casi en su máxima expresión, tomando además como consideración el tiempo en el que fueron escritos  y el contexto en el que fueron desarrollados. Personalmente, las críticas partirán de la utilidad, validez y eficacia con la que la noción de poder, en tiempos actuales se ha expresado, además, de los desaciertos que han tenido, tal es el ejemplo de;  el fenómeno de la globalización y la trascendencia de la esfera nacional a la esfera internacional.


















NOCION DE PODER
Michael Foucault - Hannah Arendt

El poder es uno de los conceptos más complejos utilizados en las Ciencias Sociales, ya que abarca cualquier cantidad de aspectos de la vida humana social, sin embargo, en el ámbito de las Ciencias Políticas cuando se habla de poder, lo primero que viene a la mente es el poder del Estado, como entidad máxima de orden y organización social, a pesar de ello, también se tocan los puntos como; el poder del individuo o de un grupo de personas, el poder sobre o de  las instituciones, el poder sobre o de las masas, el poder de las relaciones sociales, el poder del discurso e incluso de las diferentes estrategias que se plantean para alcanzar el poder.

Foucault al exponer varios de sus postulados referentes al poder, procura que la noción de este, esté basada en lo que constituye la esencia del mismo,  cuyo fin último es darle una característica etérea pero practicable. Durante todos los tiempos de la historia, a la humanidad se le ha dado a entender un concepto de poder errado, podría decirse que, el poder según el autor, no es algo que es obtenido en términos materiales, pero que si es obtenido en términos de estrategias en las relaciones de poder, algo similar a lo que expuso Maquiavelo en “El Príncipe” en 1513. Otros de los postulados que hacen referencia al poder, se explica como que: “El poder no se cede, ni se intercambia sino que se ejerce y sólo existe en acto; el poder no es mantenimiento y continuación de las relaciones económicas, sino básicamente una relación de fuerza en sí mismo” (Fuenmayor, 2007). En este postulado, el poder no es un medio de cambio, este solo existe en hecho y viéndolo en contraposición a la perspectiva Marxiana, el poder no es producto de las relaciones económicas, simple y llenamente el poder es la misma relación de interdependencia que se hace en sí misma,  es decir, es producto de las relaciones de interdependencia entre los individuos, y el manejo que pueda concebir una persona o un grupo de personas, bajo ciertos criterios de dominación sobre una situación particular.

En importante resaltar que, en lo que se refiere a Michel Foucault, el poder no es una prohibición ni una negación, no siempre el poder opera como algo que prohíbe, sino también como algo que produce cosas, éste tipo de poder lo que causa al individuo es el que sea dócil y obediente a través de la disciplina. Para Hannah Arendt en su Libro “Sobre la Revolución” destaca justamente que el poder no es una capacidad ni un atributo del sujeto, siendo este no superior al sujeto. De hecho explica que, tanto en los movimientos revolucionarios, como las revoluciones en sí mismas serán exitosas, siempre y cuando los hombres que actúen en ella sean lo suficientemente cautelosos y prudentes (en el sentido Maquiavélico), para poder reconfigurar la estructura político-social de un territorio y asumir el poder, de forma organizada, unida y en consecución a un objetivo en común.

Una de las diferencias entre los dos autores va reflejada en qué; “El poder, entonces, no es entendido como un vector unidireccional que va del opresor al oprimido” (Halperin, 2001). Lo que explica Foucault es que, el poder no tiene un sentido unidireccional,  sino que se refiere a que el poder proviene de las relaciones de interdependencia, y esas relaciones de interdependencia tienen que ver con vectores multidireccionales que causen en otros vectores algún tipo de dominio sobre ellos, algún tipo de estrategia particular, en el que no solo existe una relación jerárquica de arriba hacia abajo sino de abajo hacia arriba, que cause el mismo efecto de poder de mando, es ese tipo de poder que; “(…)es lo que caracteriza a las complejas relaciones entre las partes de una sociedad particular y a las interacciones entre los individuos de esa sociedad como relaciones de lucha permanente” (Halperin, 2001). Lucha que Hannah Arendt expresa en el momento de explicar que, el poder de las revoluciones no es un poder para oprimir, sino para liberar a los individuos de ciertas características de un gobierno que se considere “opresor e incorrecto en sus acciones” y visto desde esa perspectiva, el poder a mi manera de ver, se da de una forma en espiral, es decir, las revoluciones poseen efectivamente las relaciones sociales de interdependencia, y es por ello que agarran fortaleza, más sin embargo, no necesariamente una revolución comience siempre desde una posición político, económico o social en especial, el problema de las revoluciones según Arendt es que, sólo hacen falta diez hombres unidos para hacer temblar a cien mil desunidos, de manera tal que, tanto la lucha por el poder como la lucha por la liberación se ven encaminadas a un movimiento en espiral, ya que los que luchan por la liberación y al mismo tiempo por el poder, sea el medio que sea, durante la revolución se encontraran en una posición político, social y económica diferente, al momento que la revolución sea fallida o exitosa.

Ahora bien, las diversas estrategias que emergen de los individuos pasionales en la revolución, están definidas por el dominio que tienen sobre su identidad, es decir, es un poder que emerge internamente y en conjunto con las prácticas morales. Pero apartando ese aspecto subjetivo del poder del individuo que llevará consigo siempre elementos pasionales, íntimos, propios y particulares, se encuentra el poder del individuo racional, que aparta la moralidad del acto puro de dominio, no necesariamente debe ser un acto de violencia física o psicológica, es un acto de imposición, de delimitación de la propiedad o del objetivo al cual se quiere llegar, y es por ello que la autora nos señala que, la causa de las dos revoluciones del siglo XVIII fueron específicamente en hecho de fundamentar que el origen del poder político legítimo reside en el pueblo.

Para Foucault, el resultado máximo del poder es el individuo, un resultado que tiene como característica principal un vínculo que marcha a través del individuo mismo, es decir, el poder vendría siendo entonces, un elemento inalienable del individuo, sólo este lo podrá ejercer mediante prácticas sociales, sin embargo, es justo recalcar que esa propiedad debe manejarse prudencialmente, ya que ella podría ocasionar desajustes innecesarios, violentos, incorrectos y hasta injustos de acuerdo a su propia medida, pero también podría darse el caso que, un exceso de ella causaría la sumisión de él mismo tanto para consigo mismo como para con los demás.

En un aspecto general, lo que hace al Estado temible, es que domine a los hombres en su totalidad y los encause hacia la productividad y el progreso de la sociedad, es decir, “ser órgano de represión es el vocabulario de hoy en día, el calificativo casi homérico del poder” (Fuenmayor, 2007). Foucault niega que el poder del Estado se encuentre encarnado en un aparato del mismo o en la ley. De hecho, el Estado aparece justamente como el resultado de esas relaciones multilaterales de poder, por tanto es operatorio y no está depositado en ningún ente del Estado. El Estado “es también positivo y productivo. Produce posibilidades de acción, de elección, y finalmente produce las condiciones para el ejercicio de la libertad…” (Halperin, 2001). Para que ese Estado tenga como resultados positivos el ejercicio de su poder, debe poseer entre sus características la operatividad constante y diaria de lo que Foucault denomina en la Microfísica del Poder “la red infinitamente compleja de micropoderes”, es decir, es la multiplicidad de las relaciones de poder entre los individuos. Un Estado poderoso, es aquel que operara con una estrategia productiva, pero que al mismo tiempo niegue que el ejercicio de su poder sea un abuso, debe ser considerado como un ejercicio objetivo del poder, que reprima a los individuos para el bienestar de ellos mismos, evidentemente es lo que Arendt expone en su Libro “Sobre la Revolución”, haciendo referencia a que las revoluciones (específicamente la Americana y la Francesa) buscaban la liberación, las libertades de los derechos civiles y las garantías de la propiedad privada, además que el Estado debía proporcionar una serie de “cuotas de felicidad” para la sociedad, y no ser un Estado poderoso que operara en contra de la sociedad.

Con esa dependencia de las relaciones de poder, el Estado es el sujeto máximo que puede dominar la conciencia de los hombres, a través de sus prácticas políticas y de sus servidores, es quien posee su propia historia  y unos procedimientos utilizados para transformar, moldear y doblegar en forma de dominación todos los aspectos concernientes a la vida de los hombres en sociedad. Por tanto, el Estado además de ser uno de los instrumentos principales para la conformación de la sociedad, es un símbolo de autoridad, respetable, que les proporciona a los individuos las prácticas de la justicia, de la legalidad, de la legitimidad, y también el marco de delimitación de su territorio, población, gobierno y jurisdicción. El Estado además de ello, es la conformación tácita de las costumbres de una población determinada. Y esto a través de la historia contada en “Sobre la Revolución” se procuró mediante las diversas revoluciones acontecidas en la humanidad, que lograron penetrar en la esfera pública para la liberación y las libertades civiles de los hombres.


LA POLITICA – LA VIOLENCIA

Hannah Arendt se opone a que el concepto de política se vea como un proceso necesario, es decir, natural, la política es una persuasión de iguales. Por otro lado, expone que la violencia es un instrumento político, un medio para lograr un fin.  La violencia y la política están separadas, y que en el espacio público, si la violencia surge, deja de existir precisamente ese espacio público, porque rompe con las condiciones normales de dicho espacio. En cambio la necesidad y la violencia posee una acción recíproca entre ellas, además de ser la característica principal de todo proceso revolucionario, porque la violencia actúa en nombre de la necesidad, mientras que la necesidad actúa en un acto de resignación como aquella fuerza interna que forzará a los hombres a buscar, cualesquiera que sean los medios, la libertad. Entonces, siendo la política una persuasión de iguales y la violencia glorificada y justificada, la guerra vendría tomando una posición de lucha organizada, y para que todo esto exista en un escenario político, es preciso que las relaciones políticas no estén sujetas al imperio de la violencia.

EL PODER ES OPERATORIO

Unas de las cosas que se asumen al leer “Sobre la Revolución” es que el poder como tal es operatorio, es decir, efectivamente como lo expresa Michel Foucault, y es una de las cosas en las que son similares, el poder no se encuentra encarnado en ningún aparato del Estado, no es una propiedad sino que se ejerce como una estrategia y que el Estado no es la legalidad que excluye a la ilegalidad, sino que es la administración de los ilegalismos.  

            Para Arendt, el poder del Estado pierde la autoridad en cuanto deja de ser constante su actividad legal y sobre todo legítima, sucede justamente en el momento en el que el cuerpo político carece de actos que lo hagan sentir como un cuerpo constituido, unido y capaz de responder a las dificultades que presenta la república. Ahora bien, el poder se asume como operatorio según lo expresa Arendt, porque no mantiene una posición permanente y estática, la operatividad viene enunciada como una alternancia o sucesión provisional de quien maneja el poder, cuando, donde y como. De manera tal que, el poder operará siempre y cuando en el espacio público las relaciones de interdependencia entre los hombres, hagan política. Y acto seguido, la política generará variaciones de opiniones que causen discordia entre las partes involucradas, trayendo como consecuencia la necesidad de expresar el descontento por cualquiera que sea el motivo, generando así algún tipo de rebelión y/o desobediencia civil.  Para Arendt las revoluciones implican un cambio, pero no todo cambio implica una revolución, ya que la revolución trae consigo el cambio de la estructura político- constitucional de una república, evidenciando además que el poder es cíclico y operatorio, en un momento lo tiene un cuerpo político determinado y en otro las circunstancias hacen que lo obtenga otro tipo de cuerpo político.

LO FINITO Y LO INFINITO DEL PODER

De acuerdo a las lecturas de “Sobre la Revolución” de Hannah Arendt y “La Microfísica del Poder” de Michael Foucault, de una manera muy personal y particular he definido al poder en dos acepciones: el poder como algo finito y el poder como algo infinito. El poder como algo finito vendría dándose como toda aquella relación de mando y disciplina que está definida dentro de la república como algo expresamente concreto, es decir, un poder finito sería La Constitución, ya que, es un poder que está sujeto a una estructura de pensamientos e ideas que constituyen un orden organización para la convivencia en la república. Otros de los elementos que a mi parecen forman parte de un poder finito vendrían siendo las instituciones, las magistraturas, las jefaturas. De igual manera la idea que la república tenga un poder finito, estático, irremplazable y rígido es lo que procurará que la vida civil en sociedad sea, de acuerdo al fin del Estado, la búsqueda de la felicidad y el mantenimiento de la misma para los ciudadanos.

Por otro lado, tenemos lo que denomine lo infinito del poder, esta acepción viene expresada por la capacidad que se tiene para legitimar las acciones propias de un individuo o un grupo de personas, además del nivel y la intensidad con la que esta se pueda presentar. Una de las características que le colocaría a lo infinito del poder, es que dicho poder se hace más fuerte siempre y cuando la interdependencia en las relaciones de poder se multiplique y se dupliquen en la medida en que se pueda jugar con las posibilidades y circunstancias que se coloquen en la arena del juego. Para éste siglo,  las posibilidades de jugar en la aldea global se hacen cada vez más estratégicas y peligrosas, porque lo infinito del poder, no sólo permitirá que las circunstancias avalen el juego sino que también se podría jugar en contra futurísticamente, ya que, un daño podrá tener un efecto boomerang.

Otra de las características importantes que he logrado conseguir, es que lo infinito del poder es lo que lo mantiene vigente, es decir, no tiene principio ni fin determinado, simplemente es cíclico  y complejo.  Básicamente lo que mantiene al poder en una condición finita es el hecho de no poder permanecer en el tiempo y en el espacio, es por ello que, aunque Las Constituciones se hagan para regir la vida en sociedad a través de sus leyes y las disciplinas que éstas impongan, y permanezcan vigentes durante largos periodos de tiempo, la condición que ésta cumple en la vida terrestre es temporal, circunstancial y accidental.

 Mientras que por otro lado, existe la incógnita de; ¿Cómo es que puede perdurar en el tiempo y espacio el poder?, pues, una de las consideraciones que pueden palpar a través de las descripciones que da Foucault con respecto al poder es que, éste, está determinado por la realización en concreto de ideas que poseen la condición y la facultad de elevarse, perdurar, mutar y acondicionarse en el tiempo y espacio, además que lleven una sintonía de armonía entre lo constituido (las leyes) y lo que se constituirá (en la vida cívica).




CONSIDERACIONES FINALES

Hannah Arendt expresa la revolución como una noción más que como un concepto adaptado a un origen en particular.

La noción de revolución que ella maneja, se expresa en la época donde el hombre procura una clase de libertad, libertad que, viene aparejada al desarrollo político-social y no al desarrollo intelectual de la humanidad. Lo que me hace hacer una crítica referida a que evidentemente la autora no habría tomado en consideración el proceso de modernización, la transculturización y por supuesto el fenómeno de la globalización.  Porque expresa al movimiento revolucionario como propio de los ciudadanos que habitan en una república determinada, mientras que, hoy en día existen numerosos tipos de revolución cibernética, que no formando parte de una misma cultura, de unas mismas leyes y por supuesto de un mismo tipo de organización, se dan a través de las redes sociales, revolución que transforma, no las líneas de pensamientos del país, pero si las del resto de la humanidad.









BIBLIOGRAFIA

Arendt, Hannah (1998). Sobre la Revolución. Ciencia Política. Alianza Editorial, S.A., Madrid

Foucault, Michael (1979). La Microfísica del Poder. Editorial La Piqueta.

Fuenmayor, Francisco (2007). El concepto de poder de Michael Foucault. Aparte Rei. Revista de filosofía. [Consultado el 10 de Septiembre de 2013 ]. Disponible en el sitio web: http://serbal.pntic.mec.es/~cmunoz11/avila53.pdf

Halperin, David (2001). La política queer de Michael Foucault. Publicación periódica ubicada al tratamiento de la periódica violencia. Extraído de: D. Halperin. San Foucault. Para una hagiografía gay. Capítulo 2: La política queer de Michel Foucault. Cuadernos de Litoral. Edelp. Córdoba, 2000. [Consultado el 10 de Septiembre de 2013]. Disponible en el sitio web; http://www.vivilibros.com/excesos/01-art-01.htm


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