martes, 10 de septiembre de 2013

Darío Márquez: El Poder- Lectura desde "La condición humana" (Ensayo)



UNIVERSIDAD CENTRAL DE  VENEZUELA
FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS
ESCUELA DE ESTUDIOS POLÍTICOS Y ADMINISTRATIVOS
METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN EMPÍRICA



Autor: Darío Márquez
Fecha: Septiembre, 2013



RESUMEN

Hannah Arendt considerada una de las más grandes pensadoras del siglo XX, ha pensado la política desde la condición humana, donde el poder se ve como uno de los elementos centrales dentro de la misma y muchas veces es relacionado con la concepción de fuerza. La autora propondrá un nuevo significado para éste término, que viene dado por su origen, que es, las relaciones entre hombres  mediante el uso de la acción y el discurso.
 Descriptores: Poder, violencia


Hannah Arendt considerada una de las más grandes pensadoras del siglo XX de origen judío nace en Hannover en 1906. Esta autora ha pensado la política desde la condición humana y la vida del espíritu. Difícilmente encasillable debido al importante aporte y crítica que hace a la filosofía y teoría política, con sus preceptos acerca de la esfera pública, la política y otros temas relevantes a ella, como lo son la libertad, la violencia y el poder.
En la actualidad, el poder se ve como uno de los elementos centrales dentro de la política, siguiendo una línea de pensamiento “tradicional” en la cual, se relaciona con los conceptos de fuerza, dominio e individuo.
En el presente trabajo, se señalará la noción de poder que maneja la escritora, en contraposición con la corriente de pensamiento político tradicional, a lo largo de su obra, principalmente en el texto “La condición humana”.
En él, la autora al reflexionar acerca del poder dice que este surge cuando los hombres se reúnen para actuar y dialogar, concepción que contrasta sobre todo con la teorización acerca del poder de Max Weber, donde se ve el poder como la probabilidad de imponer la propia voluntad.

El concepto de poder político en Hannah Arendt.

Hannah Arendt concibe la política en relación a la acción, es decir la actividad humana que se ve condicionada por el hecho de vivir entre hombres, donde las relaciones a través del habla y la actuación juegan un papel fundamental para formar una esfera pública en donde se pueda “hacer política”.
Para la autora  la esfera pública provee de un espacio en el cual los hombres y mujeres pueden ser vistos y oídos, y revelar a través de la acción y el uso de las palabras (discurso) quienes son.
El espacio público es el mundo común, es una red de relaciones entre hombres, que se unen y separan perpetuamente. Es aquí en este mundo común, donde surge el poder.
Es decir el poder no radica en el individuo, sino en la pluralidad, es un atributo del grupo, al respecto la autora expresa (2009): El poder es lo que mantiene la existencia de la esfera pública, el potencial espacio de aparición entre los hombres que actúan y hablan (pág. 223). Ahora bien, esto se refiere al origen del poder.
En contraste a la tradicional equiparación del poder a la fuerza, que tiene sus raíces en Max Weber, quien ve al poder como una fuerza que se ejerce contra algo para algún fin, Arendt plantea que el poder (inclusive en la traducción griega y latina de está palabra) indica una potencialidad.
Para ella, el poder (Power) siempre es un poder potencial, y no una unidad intercambiable o mesurable como la fuerza, poniendo en claro que el rasgo característico del poder no reside en la eficacia para alcanzar los fines propuestos, ni depende de la utilización de instrumentos que aumenten la propia fuerza del individuo.
Siguiendo en la línea de pensamiento de Weber, con respecto al poder como fuerza, el autor también introduce el concepto de dominación, entendida de mejor manera al definir: qué es el Estado, (1919): Es “el dominio de los hombres sobre los hombres basado en los medios de la violencia legitima” (pág. 7)
Está relación entre el poder y la violencia, es resultado de ver a la violencia como si fuera una manifestación del poder, y es lo que se viene observando en las teorías tradicionales.
Para Arendt el poder nunca es propiedad de un individuo, pertenece al grupo, y si esté no existe, el poder se desintegra, es una capacidad de actuar en concierto, que depende de la pluralidad humana.
Al redefinir el término de poder, la autora lo que busca es hacer una distinción entre poder y violencia, y esto se expresa con mayor profundidad en su obra “sobre la violencia”.
Aquí ella plantea que la violencia y el poder son fenómenos de distinta índole, la naturaleza del poder es distinta y opuesta a la naturaleza de la violencia, remontándose al concepto de isonomía de los griegos (para oponerse a la concepción weberiana de gobierno)
La isonomía para los antiguos era la igualdad de los ciudadanos para participar en los asuntos públicos, lo que implica que el poder no se sustenta en la relación mando-gobierno si no en el apoyo que presten los ciudadanos a sus instituciones, en otras palabras, respaldándolas, la autora al respecto dice (1970): "todas las instituciones políticas son manifestaciones y materializaciones del poder; se petrifican y decaen en el momento en que el pueblo deja de respaldarlas (pág. 39).
En cuanto a la violencia, la autora la vincula al ámbito de la instrumentalidad, debido a su relación medio-fines, planteando que (1970):
La acción violenta está determinada por la categoría medios y fines cuya característica principal en cuanto a los asuntos humanos, es que el fin está en constante peligro de dejarse abrumar por los medios que justifica y que son precisos para alcanzarlos (pág. 9)
Una de las diferencias fundamentales entre la violencia y el poder es que éste último requiere de una reunión de personas, mientras que la violencia no necesariamente requiere muchas, pero si suele necesitar implementos para llevarse a cabo, esto debido a su carácter de instrumento (lo que requiere de una justificación).
En otras palabras, en la medida en que la violencia es un medio, necesita ser justificada en relación con el fin que se pretende conseguir con ella, en cambio el poder se ve como un fin (o bien) en si mismo.

La autora también hace énfasis que violencia y poder suelen aparecer unidos, en toda forma de gobierno donde la institucionalidad del Estado (violencia que se puede expresar a través de ésta) convive con el apoyo de los ciudadanos (poder).
 El papel de las rebeliones
Arendt en su obra “La condición humana” admite también otra cara del poder con respecto a las rebeliones, diciendo (2009): "La rebelión popular contra gobernantes materialmente fuertes puede engendrar un poder casi irresistible incluso si renuncia al uso de la violencia frente a fuerzas muy superiores en medios materiales" (Pág. 223)
Es decir, en las rebeliones también se genera poder, pero este poder no se identifica con el diálogo y la acción concertados, sino más bien con la reunión de una multitud, que puede ser violenta.
De este hecho se deduce, que la acción violenta en donde no está presente el dialogo, y se genera un poder dado por la reunión de un grupo, no entra en el ideal griego del poder vinculado con el espacio publico y el dialogo entre los hombres.
Lo que supone también que la esencia del poder ya no se presenta tan claramente opuesta a la de la violencia, hecho que no significa descartar su distinción, pero si muestra como en la época moderna resulta un tanto difícil tomar en cuenta estás nociones para analizar la realidad política existente.
  
Conclusión

Se puede concluir que para Arendt el poder se deriva básicamente de la capacidad de actuar en común. Sin embargo el poder y la política no pueden reducirse a cuestiones instrumentales y de dominación, aunque estas dimensiones no puedan ser obviadas al momento de realizar un análisis de la política realmente existente.
Reflexionando sobre el poder, la autora asegura que el fenómeno fundamental del poder no es la instrumentalización para alcanzar ciertos fines, sino la formación de una voluntad común que se comunica a través del discurso.
Con este trabajo, se ha intentado hacer un repaso de la noción arendtiana del poder, brindado elementos para repensar la concepción de la política, y la relación de ésta con la violencia, también como una argumentación frente a la concepción tradicional del poder.
Entonces se tiene que el poder puede surgir cuando los hombres se reúnen, sin violencia, para actuar y hablar en concierto, aunque también éste puede surgir cuando los hombres se reúnen de un modo más o menos violento, para alcanzar un objetivo en común, pero sin el dialogo como forma principal de interacción.

Referencias Bibliográficas.

Arendt, H. (2009) La condición humana (5ª reimpresión). Editorial Paidós. Barcelona, España

Arendt, H. (2005) Sobre la violencia  (1970) Alianza Editorial. Madrid, España.

Weber, M. (1919) Política como vocación [1992] Biblioteca Universal Reclam N° 8833 [en línea] Disponible en:
http://es.scribd.com/doc/16456923/Weber-Max-La-politica-como-vocacion-1919

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