Nuevo
Orden Secular
Arendt, inicia este capítulo planteando una distinción entre
poder, autoridad y poder y violencia, esbozando con las dos revoluciones que
durante este ensayo se ha dedicado a exponer como lo son la Revolución Francesa
y la Revolución, planteando que el único dogma de ambas revoluciones es la
convicción de que la fuente del poder político legitimo reside en el pueblo,
sin embargo plantea que los hombres de la Revolución Francesa al no saber
distinguir entre la violencia y poder, abrieron la esfera política a esta
fuerza natural y pre política de la multitud que fue derrumbada por ellos
mismos y en la Revolución Americana entendieron por poder lo opuesto a la
violencia natural pre política, para ellos el poder surgía donde y cuando los
hombres actuaban de común acuerdo mediante pactos mutuos, es un poder basado en
la reciprocidad; en conclusión, es el mismo concepto de “poder” diferenciado
por el origen en el cual entendieron cada uno al mismo.
Posteriormente la autora, hace una
especie de seguimiento a las “leyes” desde sus orígenes Griegos y Romanos, y
como la misma ha evolucionado en referencia a el surgimiento y caída del poder
absoluto, el cual fue desplazado por la soberanía de la nación; y como con el
despliegue político hacia el nuevo mundo de cierta manera en la Revolución
Americana se dependió de la estructura conceptual e intelectual de la tradición
europea, es así como en
la segunda parte del capítulo Arendt, busca la relación que existe entre los antiguos,
Grecia y Roma y la fundación de la república norteamericana, que se basa en la
Interrelación que se da entre Fundación, Aumento y Conservación, donde la
fundación de la república no se ve nunca detenida, y es trabajo de los
sucesores continuar ampliando las bases de la república, en la revolución
americana las bases de la república están en la revolución, por esto la
autoridad reside en la corte suprema, la única capaz de modificar la
constitución, según Wilson un autor citado por Arendt, es como una asamblea
constituyente en sesión permanente.
En la revolución americana, los padres
fundadores, se colocaron ellos este sobrenombre, emulando a los padres de la
república romana, puesto que ellos sabían que su función era solo el inicio de
la república, pero que sus sucesores tenían las funciones de conservar y
aumentar el tamaño de la república, bien sea con reformas o leyes nuevas.
Los revolucionarios estaban inspirados en dos
relatos principalmente, en el de la huida de Egipto, donde los hebreos dirigidos
por Moisés escapan de Egipto, y la Eneida, donde Virgilio nos relata como
Eneas, escapa de la aniquilación de Troya y tras muchas penurias desembarca en
la península itálica. Estos relatos tienen como base común, que son
historias de liberación, donde un hombre es el encargado de dirigir el proceso
y al final se erige una ciudad como representación de un nuevo orden o de un
orden restaurado.
Se puede entender que luego de la violencia es
que los hombres pueden lograr la paz, como si la violencia siempre fuese
necesaria para el hombre, pero Arendt contradice esto, puesto que los romanos
preferían tener como origen a Eneas y su acuerdo con los nativos para la
formación de roma, que a Rómulo que mato a remo para fundar la ciudad, lo que
quiere decir que las causas nobles, los acuerdos, la paz siempre inspirara a
los hombres más que la violencia o el someter a el otro.
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