Hannah
Arendt: “La Condición Humana”
(Cap. VI)
La Vita Activa y la
Época Moderna
El descubrimiento de América, la Reforma, y
la invención del telescopio, fueron tres acontecimientos que aunque no
ocurrieron en ella, determinaron la Época Moderna, sobretodo la reforma, que al
expropiar las posesiones eclesiásticas y monásticas da inicio al proceso de acumulación
de riqueza social.
Con
esto comenzó un lento desarrollo, de autores, científicos y exploradores, descubriendo
cosas nunca antes vistas, inimaginables, que en la actualidad son familiares
hasta el punto de que se llega a subestimar su valor.
Lo que hace que en la Época Moderna esté presente
el hecho de vivir en un mundo
determinado por ciencias exactas y tecnología, cuya objetividad y conocimiento
práctico derivan de leyes universales.
La autora en este capitulo explica como hay
una enorme diferencia entre los científicos anteriores a la modernidad, que
buscaban comprender a la naturaleza y buscarle explicaciones lógicas, a los
post modernidad que lo que buscan es alterarla en beneficio del hombre, ejemplo transformar la energía en
masa, como la radiación.
A pesar de haber estado restringida tantos
años a un pequeño grupo de especialista y eruditos, la duda cartesiana fue la
respuesta a una nueva realidad en la época moderna. Ésta posee como
característica principal la
universalidad, es decir el hecho de que nada, ni pensamiento, ni experiencia, pueden
escapar de ella.
Descartes, con su teoría de la duda, movió
los cimientos de la confianza humana de la época, sus creencias y realidades,
en especial en cuanto a la duda de la realidad del mundo y de la vida humana.
Este autor, sacó la conclusión de que esos procesos de duda que prosiguen en la
mente del hombre, tienen una certeza por si mismos, que pueden convertirse en
el objeto de la investigación en la introspección.
En la realidad la introspección, no la
reflexión de la mente del hombre sobre el estado de su alma o cuerpo, sino el
puro interés cognitivo de la conciencia por su propio contenido debe producir
certeza, ya que aquí solo queda implicado lo que la mente ha producido por si
misma. El hombre no hace frente a nadie ni nada, solo así mismo.
Creando así una teoría del yo-soy, con la
cual se confirma, que mucho antes que las ciencias físicas y naturales
comenzaran a preguntarse si el hombre es capaz de enfrentarse, conocer y
comprender algo que no sea él, la moderna filosofía se había cerciorado de que en
la introspección del hombre solo se interesa por sí mismo.
Probablemente la principal consecuencia
principal de los sucesos de la época moderna, es la inversión del orden
jerárquico de vida contemplativa y vida activa. Las ansias de conocer del
hombre fue el motor que impulso este cambio.
El hombre necesitaba confiar en si mismo, en
la creación de sus manos. No por que el conocimiento y la verdad ya no fueran
importantes, sino por que sus alcances podían ser mayores mediante la acción y
no por la contemplación.
Hacer y fabricar fueron las primeras
actividades de la vida activa, quienes comenzaron a dotar del conocimiento que
antes se obtenía a través de la contemplación, a partir de entonces, todo el
desarrollo moderno, ha estado ligado a la elaboración de instrumentos por el
hombre.
El abandono de todo intento de comprender la
naturaleza y volverse exclusivamente hacia las cosas producidas por el hombre (homo faber) era uno de los resultados
más razonables de la duda cartesiana. Esta corriente dio soporte al estudio
moderno de la historia, y también a la creación de un animal artificial, el “Estado”.
El homo
faber con su convicción de que el hombre es la medida de todas las cosas, llego
al punto en que tuvo que caer al tocar el extremo en donde se al hombre como un mero productor y
fabricante de artículos; surgiendo así el animal
laborans, revalorándose la vida humana como bien supremo, y por ende, elevando
de rango de la labor en las capacidades del hombre.
La duda cartesiana origino una perdida en la
fe, lo que origino que el hombre se adentrara en sí mismo y no en la esperanza
de un mundo posterior, esto aunado al auge del animal laborans, llevo a la completa victoria de este último en la
época moderna.
Arendt para finalizar este capítulo hace una
acotación con respecto a que la acción en
la actualidad está privilegiada para algunos pocos, sin embargo el pensamiento,
(hasta ahora omitido de la vida activa) es posible todavía, siempre que los
hombres vivan bajo condiciones de libertad política.
También señala que esto es de vital
relevancia para el futuro del hombre, ya que si a las varias actividades de la
vida activa, solo se les aplica una prueba o medida referente a “estar activo”,
el pensamiento pudiera superarlas, cuando no se lo esté.
Nunca está nadie más activo, que
cuando no hace nada, nunca está menos solo que cuando está consigo mismo.
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