lunes, 9 de septiembre de 2013

YERALDINE ABREU - INTRO. Y CAPITULO I "SOBRE LA REVOLUCIÓN"



UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA
FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS Y POLITICAS
ESCUELA DE ESTUDIOS POLITICOS Y ADMINISTRATIVOS
SEMINARIO: HANNAH ARENDT.



“SOBRE LA REVOLUCIÓN”
RESUMEN





PROFESOR: EDGAR PÉREZ
ALUMNA: YERALDINE ABREU
C.I:18.600.699
CARACAS, 12 DE AGOSTO DE 2013

INTRODUCCIÓN
GUERRA Y REVOLUCIÓN
            El siglo xx se caracterizó por guerras y revoluciones, donde la violencia ha sido el arma sustitutoria de la política. Esta autora expone que la guerra y la revolución constituyen aún los dos temas políticos principales de nuestro tiempo. Pues han sobrevivido a todas las justificaciones ideológicas. Siendo la Guerra, una amenaza de “aniquilación” de toda la humanidad, mientras la revolución plantea “emancipación” de la misma. Donde sólo la política, resulta la causa más antigua y abandonada desde el comienzo  de la historia.
Para Arendt, la sociología y la psicología, han desenmascarado las verdadera intención de dejar enterrada a idea de libertad, pues  hasta para los mismos revolucionarios, el fin de la revolución  es en definitiva, la libertad. Por lo que en su vocabulario ha dejado de existir, pero a la vez esta definición a  renacido en ideas de libertades de guerra y del empleo justificado de la violencia. Esto de manera sorprendente, pues la guerra, es tan  antigua como la historia del hombre, pero la revolución solo existió sino hasta después de la Edad Moderna, siendo uno de los fenómenos políticos más recientes. A diferencia de la revolución la idea de la guerra estuvo asociada con la libertad, pero esta autora trata de darse un paseo por la antigua Roma, y así conseguir las justificaciones de la guerra y las primeras nociones de guerra justas y guerras injustas. Demostrando que estos no diferenciaban las guerras defensivas de la agresión, argumentando con la frase de Tito Livio: «La guerra que es necesaria es justa, y benditas sean las armas cuando no hay esperanza sin ellas».
A la vez, plantea que se pueden considerar muchas las razones para calificar una guerra de injusta, además de ser estas los principales motivos de guerra mundo, estas se basaban en: “La conquista, la expansión, la defensa de intereses creados, la conservación del poder ante la aparición de nuevas y amenazadoras potencias o el mantenimiento de un equilibrio de poderes…”[1]
La autora, luego hace énfasis en   el problema de la guerra como reserva mental en ambos casos”[2], o bien la aparición de la disuasión, donde por medio de la intimidación del otro contendiente se logre la victoria. (Potencial de poder).
Esta nueva estrategia, trata de evitar las guerras por el uso de las fuerzas físicas, utilizando otras herramientas  disuasivas, que permitan lograr objetivos mediante amenazas que no pudieran comprobar sino mediante el accionar de las mismas, y que por supuesto se pretenden evitar, en la medida de que se considere creíble. (Potencial de poder intangible).
Esta autora explica que este fenómeno surge luego de la comprensión de que ningún gobierno, ningún Estado ni forma de gobierno será bastante fuerte como para sobrevivir a una derrota militar…”
                        Finalmente, la mutua dependencia de las guerras y las revoluciones, pues así  como ninguna constituye un fenómeno nuevo, su interdependencia es tan antigua como las revoluciones en sí mismas, acompañadas por una guerra de liberación. Para este momento la autora hace referencia, a la Revolución Americana, y a la Revolución Francesa, como guerras defensivas o de agresión.
            No sería raro pensar, que las personas hoy en día asocien el fin de las guerras, mediante las revoluciones, que aspiran la libertad.

            La autora considera que aunque sea necesario distinguir entre guerra y la revolución, el hecho de que  ambas no sean concebibles fuera del marco de la violencia, es característica fundamental para colocar ambas al margen de los fenómenos políticos. Precisamente “por el hecho de que las guerras se han convertido en revoluciones y las revoluciones  demostrado su inclinación por desencadenar las guerras, donde la violencia es el principal promotor en ambas.
El hombre, en la medida que es político esta dotado por el poder de la palabra, por ello se debe depositar su fe en la política del poder, por lo tanto la teoría de la guerra y dela revolución deben obedecer a la violencia siempre y cuando aluda a su limitación política, por lo tanto debe usarse como último recurso.
                             
Capítulo I
 EL SIGNIFICADO DE LA REVOLUCIÓN  ( I )

Comienza por no interesarle el problema de la guerra, sino dándole un papel de mayor importancia al tema de la revolución, las que para ella constituyen el problema de origen. Definiéndolas, no, como simples cambios, o como una trasformación casi natural de una forma de gobierno en otra, como lo describe Platón, ni como un ciclo recurrente y ordenado dentro del cual trascurren los asuntos humanos, debido ala inclinación del ser humano por ir de un extremo al otro, como lo plantea Polibio.   
Hace referencia a la familiarización de la antigüedad con el cambio político, y la violencia del mismo, pero ninguno de estos cambios generaban una nueva realidad, los cambios no interrumpían el curso de la historia, y lejos de comenzar una “nueva marcha”, se daba una vuelta a una etapa diferente de su ciclo, ordenado previamente por acciones humanas que no se podían cambiar.
Le da un papel importantísimo a la cuestión social,  la motivación económica, la conexión entre los países y sus riquezas, y que las formas de gobierno determinan la distribución delas riquezas, es un hecho tan cierto, que no se puede hacer responsable a un solo autor por la concepción materialista dela historia. En todo caso sería Aristóteles, quien afirmo, que lo que es útil para una persona constituye la norma suprema de los asuntos políticos.
Todo comenzó con ideas pre-revolucionarias, como experiencia colonial americana, desde el punto de vista teórico Locke y Adam Smith, afirmaron que el trabajo, en lugar de ser patrimonio de la pobreza, era la pobreza característica de los que carecían de propiedad, y eran la fuente de toda riqueza. Por lo que la rebelión de los pobres, apuntaba a la liberación delos mismos y de  la servidumbre de toda la humanidad. Lo que esta rebelión de los pobres constituyó un papel revolucionario.
Muchos pensadores han discutido sobre la influencia de la Revolución Americana sobre la francesa, sin embargo ya nadie discute esta influencia sobre las revoluciones modernas, pues los hombres de la  Revolución Americana consideraron un nuevo gobierno republicano, y la  teoría de la división de poderes de Montesquieu, lo que resultó secundario en el pensamiento de las revoluciones europeas. Po lo cual, la idea fue rechazada inmediatamente.
Es como si el estado Nacional hubiese derrotado a la Revolución en Europa, pero el asunto más urgente, en todas las revoluciones, fue el problema de la pobreza de las masas, por lo que el nuevo continente se había convertido en el lugar de reunión de los pobres, formando una nueva raza de hombres, donde no había lugar para la pobreza, que incluso comenzó a ser peor que la muerte. Cuyo responsable no fue la revolución Americana sino América, por la idea de un hombre nuevo, e igual entre sí. Esta como entre otras ideas, dio lugar a las revoluciones proletarias, que no aplicaban al desarrollo social de Estados Unidos.
Ahora bien, asegura que las Revoluciones Modernas están centradas en ideas Cristianas, aunque se proclamen Ateas, y esto debido a que subrayan, la igualdad de las almas ante Dios, condenando cualquier tipo de poder público. Por lo que la secularización, que resulta, la separación de la religión y la política, es un factor importante para comprender el fenómeno de las revoluciones. Según la autora, es probable que una Revolución, no sea más que “una fase transitoria que alumbra el nacimiento de una fase secular”, pero de ser así, es la secularización y no la cristiandad la que constituye el origen de la revolución.
Otra de pretensión que da la autora acerca del problema, aparte de que la concepción de la historia es cristiana en su origen, y que lo fenómenos como la novedad repercuten en la idea de la revolución.







                                                                                                  






1 HANNAH, Arendt. Sobre la Revolución. Editorial Alianza. Pp. 13
2 Ibíd.
3 Ibíd. Pp15

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