miércoles, 11 de septiembre de 2013

Michelle Serni - Capítulo V (Condición Humana)

CAPITULO V


En este capítulo comienza explicándonos la pluralidad humana, es decir, aquella condición básica tanto en acción como discurso, esta posee un doble carácter en igualdad y distinción. Explica que si los hombres no fueran distintos, no podrían entenderse ni planear y poder prever para el futuro las necesidades de aquellos que aun no han llegado, por ende si no nos diferenciáramos entre nosotros no necesitaríamos del discurso ni de la acción para poder comprendernos, siendo solo los signos y sonidos necesarios para comunicar las necesidades inmediata que cada uno pueda tener.

Debemos comprender que la cualidad que posee el hombre de ser distinto no es igual a la alteridad, comprendiendo la misma como un aspecto importante en la pluralidad. Es la razón por la que todas nuestras definiciones son distinciones, es el entendimiento por la que somos incapaces de decir que algo es sin distinguirlo de alguna otra cosa.

La alteridad en su forma más abstracta, nos dirá Hannah Arendt, solo se podrá encontrar en la multiplicidad de objetos inorgánicos, mientras que por otro lado la vida orgánica muestra cambios, y distinciones entre las mismas, incluso entre los especímenes de su propia especie, por lo tanto solo el hombre puede expresar esa distinción y por ende poder distinguirse. Solo el hombre puede comunicar su propio yo, no solo lo que necesita como que tiene ser, hambre, afecto, temor. El hombre todo lo comparte en relación a la alteridad, esto será con todo lo que es y la distinción de todo lo que comparte con todo lo que está vivo se transforma en unicidad, por lo tanto, el discurso y la acción revelan esta cualidad de ser distintos.

Por otro lado, Arendt nos dice que los hombres pueden vivir sin laborar, pueden obligar a otros a que laboren por ellos y hasta pueden indicar el uso y hasta el disfrute de las cosas sin necesariamente añadir un simple objeto útil.

Una vida sin acción y sin discurso nos dirá Hannah Arendt es una vida muerta para el mundo, sin esto ha dejado de ser una vida humana por el hecho de ya no estar viviendo entre los hombres, ya que con la palabra y el acto nos insertamos en el mundo humano.

Tomar la iniciativa significa actuar, poner algo en movimiento, que el hombre sea capaz de acción significa que el hombre es capaz de lo inesperado, por ende que es capaz de realizar lo improbable. Esto es posible porque cada hombre es único, por esta razón el nacimiento será algo nuevo que entra al mundo. La acción como comienzo por lo tanto atañe al hecho de nacer, siendo la misma la realización de la condición humana de la natalidad, si esto es así el discurso pertenece al hecho de la distinción y será la realización de la condición humana de la pluralidad, es decir, vivir siendo distinto entre iguales.

Es erróneo pensar que discurso y acción no están relacionado, ya que el acto primordial y específicamente humano debe contener la respuesta a la pregunta, es decir, sin el acompañamiento del discurso la acción perdería su sujeto.

Por otro lado, la autora nos dice que ninguna realización requiere el igual medida el discurso que la de la acción, el cambio en todas las demás el discurso desempeña un papel de subordinación, como un medio de comunicación o es un mero acompañamiento de algo que puedo ser realizado en silencio. Por ende, el discurso será útil como medio de comunicación e información pero no es indispensable, ya que puede reemplazarse por un lenguaje de signos.

A través de la acción y el discurso, los hombres logran mostrar quienes son realmente, revelan cual es su personalidad  y con esto logran hacer su aparición en el mundo, sin embargo su identidad física es vista a través del cuerpo y el sonido de su voz. La acción para resaltar solo es posible en la esfera pública y además la acción sin tener un nombre o un quien unido a la misma no posee un significado alguno.

En este caso la autora pone como ejemplo a los monumentos levantados tras la I Guerra Mundial como los del "solado desconocido" donde nos dice que se refleja la necesidad de glorificación de encontrar un quién. Nos dice que aquella frustración y aquella repugnancia a resignarse al hecho brutal de que el agente de la guerra no era realmente nadie en particular. De aquí surge la inspiración para construir los monumentos del "desconocido" para dar homenaje a todos aquellos que la guerra no había dado a conocer, robándoles no solo su realización si no su dignidad humana.

En otro de los puntos a tratar sobre la trama de las relaciones y las historias interpretadas, la autora comienza diciendo que al momento que queremos decir quién es alguien, nuestro vocabulario nos induce a decir qué es ese alguien, lo que hace que se mantenga una relación con la imposibilidad filosófica a llegar a una definición del hombre, ya que todas las definiciones son interpretadas como qué es el hombre.

La acción y el discurso solo se dan entre los hombres ya que serán ellos quienes se dirigen.

La esfera de los asuntos que son humanos está formada por la trama de lo que son las relaciones humanas la cual existe donde quiere que los hombres vayan y donde viven juntos.

Hannah Arendt nos dice que las historias, resultados de la acción y el discurso revelan una agente, pero este agente no será ni el autor ni el productor, será alguien que la comenzó y es su protagonista pero nadie será el autor. Las acciones del hombre parecen como gestos de las marionetas guiados por una mano invisible tras la escena, de manera que el hombre parece ser una especie de juguete de algún dios.

Para diferenciar la acción de la fabricación es necesario entender que la acción nunca es posible en aislamiento, ya que el estar aislado significaría no tener la posibilidad de actuar. Por esta razón, la acción y el discurso necesitan de la presencia de otros, mientras que la fabricación necesita de la naturaleza para su material y de un mundo para poder colocar su producto acabado. Esto implicaría que la fabricación se encuentra rodeada y en constante contacto con el mundo. Por otro lado, la acción y el discurso lo estarán mientras sea a través de los actos y las palabras de otros hombres. 

Sin embargo la ilimitación de la acción no es mas que otra cara de su tremenda capacidad para establecer las relaciones, esto quiere decir, su específica productividad, por lo tanto es el motivo de la antigua virtud de la moderación, de mantenerse dentro de los límites, la cual será una de las mayores virtudes por excelencia.

Por otro lado, nos dirá que la historia será el resultado de actos inevitables de la acción, no específicamente del actor, sino del que narra la misma historia, ya que será el quien capta y hace la misma.

La audaimonia, nos dirá la autora, es el estado permanente de ser, el cual no está sujeto a cambio y tampoco es capaz de hacerlo. Para Aristóteles el ser eudaimon o haber sido será visto como lo mismo en relación a vivir bien, mientras eso dure en la vida, no son los estados que cambian la cualidad de la persona.

La esencia humana, no la naturaleza humana nos dirá Arendt la cual no existe, nadie cuando la vida inicia. Cualquier ser consciente que aspire a ser esencial, a dejar atrás a la historia y a una identidad que le proporcione fama inmortal, debe elegir expresamente y no solo arriesgarse.

Antes que los hombres comenzaran a actuar se tuvo que asegurar un espacio que estuviese bien definido donde pueden generar y realizar las acciones, donde este espacio será la esfera pública de la polis y su estructura será la ley en el caso de la época antigua de Grecia.

El resultado de la acción será por lo tanto, un producto tangible y el proceso tendrá un fin que debe ser claramente fácilmente reconocible. La vida que se llevaba en común en la polis parecía asegurar la más insignificante de las actividades humanas, la acción y el discurso.

Por su parte, la esfera política surge de actuar juntos, por el hecho de actuar y compartir palabras, por ende, la acción no sólo tiene la más intima relación con la parte pública del mundo común a todos nosotros, sino que es la única actividad que constituye esta esfera. En el caso de la polis griega, no será la ciudad-estado en su situación física, sino que será la organización de la gente tal como surge de actuar y hablar juntos entre los ciudadanos, extendiéndose por ende su espacio entre las personas que viven juntas, "a cualquier parte que vayas serás la polis", esta frase implicará que la acción y el discurso generará un espacio entre los que participan encontrando así su lugar en cualquier tiempo.

El espacio de la aparición cobra su existencia donde los hombres se agrupan por el discurso y la acción procediendo a toda forma de constitución dentro de la esfera pública y de las diversas formas de gobierno, las cuales son sus formas de organización.

Por su parte, el poder será el que mantiene la existencia de la vida pública, nos dirá la autora ya que será el potencial de la aparición entre los hombres que actúan y hablan. Lo que mantiene al pueblo unido después que haya pasado aquel momento donde es generada la acción será el poder. El poder como acción será ilimitado, siendo el mismo carente de limitación física dentro de la naturaleza humana. La única limitación que puede tener el poder es la existencia humana, la existencia de otras personas.

Mostesquieu hablaba acerca de la tiranía humana, la cual consideraba que no era una forma de gobierno, ya que la misma contradecía la esencia de la condición humana de la pluralidad, contradecía por lo tanto el actuar, el obrar y el hablar juntos, siendo la misma (tiranía) la que impedía el desarrollo del poder. Dentro de la tiranía sería incapaz de desarrollar el poder suficiente para permanecer en el espacio de la aparición (en la esfera pública). Por otro lado, la tiranía fomentaría su propia destrucción desde el mismo momento que cobra existencia.

Hannah Arendt nos dice que resulta muy curioso que la violencia puede lograr destruir al poder más fácilmente que la fuerza. Debemos entender la fuerza como el don de la naturaleza que el individuo no es capaz de compartir con otros, lo que hace que logre enfrentarse a la violencia con más éxito que el poder mismo. La fuerza solo puede destruir el poder por dicha razón siempre será peligroso la combinación de la fuerza de la mayoría.

Por otra parte, el poder será quien conserve a la esfera pública y de la misma forma al espacio de la aparición. Dicho esto, sin el artificio humano, los asuntos humanos estarían flotantes sin poseer un fin alguno.


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