Larry Tadino
III.
La Búsqueda de la Felicidad
Antes de
adentrarse en el tema de la felicidad, Arendt señala varias características
esenciales asociadas a la revolución. Afirma que la dupla necesidad y violencia ha
sido la marca distintiva de las revoluciones victoriosas del siglo XX, esto es
aceptado tanto por el vulgo como por los ilustrados. Advierte que existe mayor
grado de libertad política en aquellos países donde la revolución fue derrotada
en comparación con aquellos en donde triunfó.
La autora sostiene
la tesis de que ninguna revolución es
iniciada por las masas, a pesar de que su propósito sea liberar a los
oprimidos. Con esta aserción nos vemos
tentados a catalogar a Arendt como elitista, pero lo cierto es que es posible vincular
su aseveración con la tesis marxista de la necesidad de una vanguardia
revolucionaria con la claridad suficiente (conciencia de clase) para emprender
el proceso revolucionario. De allí el daño, desde el punto de vista marciano,
que representa la incorporación de la masa desorientada (el lumpemproletariado) a la acción revolucionaria y la necesidad de un grupo
organizado y con conciencia de grupo (tesis apoyada por Arendt) para la
orquestación de la revolución.
Las revoluciones
se producen, en palabras de H. Arendt, allí donde existe un clima de
inestabilidad política, sin embargo, no necesariamente un gobierno incapaz de
imponer su autoridad y mantener el orden está sujeto a enfrentar una
revolución. Para ello es necesaria la presencia de un grupo de hombres que,
además de ansiar el poder, se encuentren lo suficientemente unidos y
organizados para afrontar el colapso institucional. Muestra el ejemplo de la
Francia de la revolución, en la que el colapso político institucional aunado al
descrédito de las creencias religiosas precipitó el colapso del ancien régime.
Pasando al tema de
las distinciones entre la Revolución Americana y la Francesa y al tema de la
felicidad, asevera Arendt que si algo tienen en común ambas revoluciones es el
anhelo por alcanzar la libertad pública,
entendida como el derecho a reunirse y a participar en los asuntos públicos. En
el caso de la Revolución Americana el término fue sustituido por felicidad pública y era precedida (a
diferencia de la Revolución Francesa) por la experiencia de las corporaciones
americanas: agrupaciones de habitantes que se reunían con la finalidad de
discutir los negocios públicos. Previo a la Revolución Francesa se desconocía
en la Francia de la época cualquier
práctica de libertad pública y su
deseo era el producto de las disertaciones teóricas y sueños de los hombres de
letras.
Es menester
indicar, sobre todo desde el punto vista de los intelectuales americanos, qué
elementos caracterizan a la felicidad pública. Veamos:
§ Es
el principio inspirador de la revolución
§ Representa
la devoción a una constitución libre
§ Es
un espacio público construido por el hombre
§ No
es ni liberación ni libre arbitrio
§ Es
una realidad tangible y secular
§ Derecho
a acceder a la esfera pública
§ Derecho
a acceder al poder público
§ Derecho
inalienable del hombre
§
Es posible
identificar también la esfera de la felicidad
privada, que se caracteriza por el derecho al goce de la propiedad privada,
de los placeres de la vida (más allá de la cobertura de las necesidades biológicas
básicas) y de una progresiva estabilidad económica. La combinación de la
felicidad pública con la felicidad privada desemboca en la libertad plena: único objeto legítimo del buen gobierno.
Lo contrario es tiranía, al respecto afirma Arendt que:
La
tiranía, según terminaron por entenderla las revoluciones, era una forma de
gobierno en la que el gobernante, incluso aunque gobernase de acuerdo a las
leyes del reino, había monopolizado para sí mismo el derecho a la acción, había
relegado a los ciudadanos de la esfera pública a la intimidad de sus hogares y
les había exigido que se ocupasen de sus asuntos privados. (pág. 130).
A pesar de los
esfuerzos por alcanzar la libertad pública, en el transcurso de ambas
revoluciones se perdió su significado y
cayó en el olvido. En el caso de la Revolución Francesa los esfuerzos se
concentraron en calmar el hambre y cubrir las necesidades de los más
desposeídos. En lo que concierne a la Revolución Americana fueron el
enriquecimiento de las familias y la procura de los intereses personales lo que
captó la atención de la vanguardia revolucionaria. En ambas revoluciones la búsqueda de la abundancia y la libertad
privada se situaron por encima de las libertades públicas. Sin embargo cada
revolución sorteó de distinta manera la disparidad de intereses, así lo señala
H. Arendt:
Por
lo que se refiere a la Revolución americana, se trataba de saber si el nuevo
gobierno iba a constituir por sí mismo una esfera para “la felicidad pública”
de sus ciudadanos, o si había sido concebido únicamente para servir y
garantizar, de modo más eficaz que el antiguo régimen, la búsqueda de la
felicidad privada. Por lo que se refiere a la Revolución Francesa, se trataba
saber si el propósito del gobierno revolucionario consiste en el establecimiento
de un “gobierno constitucional” que pusiera fin al reinado de la libertad
pública mediante una garantía de los derechos y libertades civiles, o si había
que proclamar una Revolución permanente en nombre de la “libertad pública”.
(pág. 134).
La discusión del
conflicto de los intereses privados versus los intereses públicos jugó un gran
papel en ambas revoluciones, y de allí se derivó la conclusión de que eran
considerados genuinos revolucionarios
aquellos que eran movidos por el amor a
la libertad pública.
IV.
Fundación I – Constitutio Libertatis
Hannah Arendt en
este cuarto capitulo de su obra Sobre la Revolución ,
pretende explicar como dentro de las revoluciones se debe buscar el diseño y la
conformación de un espacio político, ya que el mismo será capaz de generar
libertad. Pero hablar de Constitutio
Libertatis contiene su grado de dificultad según esta autora, y es que la
palabra constitución contiene dos
significados totalmente diferentes, el primero es el acto constituyente (el
acto de constituir, de crear algo) y el segundo se refiere a la ley y norma de
gobierno, por ende es imposible llamar con el mismo nombre dos hechos tan
diferentes, Arendt comenta:
Es
completamente imposible llamar con el mismo nombre y esperar los mismos resultados
de aquella “constituciones que un gobierno no revolucionario adopta a causa de
que el pueblo y su revolución han sido incapaces de constituir su propio
gobierno y aquellas otras “constituciones” que “procedían- según la expresión
de Gladstone- del despliegue de la historia” de una nación o eran resultado del
designio consciente de todo un pueblo para fundar un nuevo cuerpo político.
(pp.146)
Cuando la autora
habla de la constitución como una ley y norma de gobierno, toma como ejemplo la
diferencia entre aquellas constituciones de países anglosajones y no
anglosajones, en el primero mediante la constitución el pueblo constituye su
propio gobierno y en el segundo donde
existe una constitución impuesta por el gobierno sobre el pueblo.
Posteriormente Arendt hace una critica sobre las constituciones del resto del
continente americano (sin contar Estados Unidos), ya que estas se habían
basado en la interpretación de los
derechos inalienables, estas constituciones significaban el establecimiento de
un sistema de poder nuevo, pero los hombres de esa época no se preocuparon en
comprender la importancia de la fundación, creación y significado de una
Republica. En esta crítica se puede llegar a pensar si realmente la autora es
republicana, y de serlo, cual seria el republicanismo por el que ella se
inclina.
Sin embargo,
Arendt no se trata de enfocar principalmente en la constitución vista como una
ley o norma, sino trata de enfocarse en el poder constituyente, el cual es
visto como aquel poder que puede establecer la norma fundamental de un
ordenamiento jurídico, dando como resultado el origen de un Estado como tal.
Así mismo la autora define que la aplicación de un gobierno constitucional
significa el establecimiento de un gobierno limitado por el derecho y la
salvaguarda de las libertades civiles (libertades negativas – se puede hacer lo
que no este prohibido por la ley), por medio de la constitución, y la misma
incorporación de nuevos derechos vino en función de limitar el poder del
gobierno, ya que esta limitación para Arendt tiene como fin ultimo evitar la
opresión.
Por otra parte
Arendt como buena pensadora política hace a lo largo del capitulo una serie de
comparaciones entre la revolución francesa y la revolución norteamericana, con
la finalidad de comprender si ambas fueron revolucionarias en si, si fueron
exitosas o por lo contrario fueron reflejo de un fracaso. Pero la
diferenciación más importante es la que realiza en cuatro ámbitos diferentes,
el de la exigencia, lo que proclaman, el propósito, autores de inspiración.
Con respecto a la
exigencia la revolución norteamericana exigía que los derechos ahora fueran
disfrutados por todos y no solo por los ingleses, exigía un gobierno
constitucional, por el contrario la revolución francesa exigía la existencia de
unos derechos inherentes a todo hombre desde su nacimiento. En lo que
proclamaban estas revoluciones, en la norteamericana proclamaba la existencia
de gobiernos civilizados para la humanidad y en la francesa proclaman la
existencia de derecho con independencia y al margen de todo el cuerpo político.
Con lo que respecta a sus propósitos, en la norteamericana se buscaba crear
nuevos centros de poder, ya que los padres fundadores se preocuparon por
aplicar una confederación, a fin de que se diera una republica en una gran
extensión de la tierra; y en la francesa su propósito en términos arendtianos
era proclamar la existencia de los derechos humanos. Los autores de inspiración
para estas revoluciones fueron, en la
norteamericana Montesquieu y en la francesa
Rousseau.
Otras
comparaciones que realiza Arendt entre estas dos revoluciones son con
respecto a el pacto social y la perspectiva histórica ,
en la primera la autora define que la revolución norteamericana está vinculada
con el thrust de Locke, traducido
como un fideicomiso donde el gobierno estaba en la obligación de cumplir porque
de lo contrario se tenía que ir, y en la revolución francesa existía un vinculo
con el contrato o pacto social de Hobbes, donde el hombre debía ceder su
capacidad de hacer justicia por sus propias manos a un ente superior, con la
finalidad de que los hombres vivieran dentro de un orden y no dentro de su
estado de naturaleza.
En la segunda Arendt comenta que la revolución
norteamericana se da frente a una
herencia dejada por una monarquía limitada, es más, esta revolución no se da en
contraposición a una figura de un tirano sino de un régimen, por el contrario
en la revolución francesa se puede ver como esta si respondía frente un poder
absoluto. Es a partir de este punto cuando Arendt vuelve a expresar pero
indirectamente su descontento frente la filosofía occidental, la cual trata de
adaptar la concepción de la naturaleza humana en las ciencias sociales como un
hecho metafísico, y es cuando ella habla del problema de la creación de un absoluto, visto este como un poder
incuestionable, metafísico, que trasciende todas las esferas.
Para la autora el
problema más grande que tuvo la mal llamada revolución francesa fue que utilizo
el absoluto como un contrincante que
debía ser derrocado, produciendo así que la revolución se desvirtuara
totalmente, ya que no se buscaba encontrar la libertad en términos arendtianos
sino que se buscaba una lucha entre buenos y malos.
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