Larry Tadino
II La Cuestión social
En el capítulo II, se comienza a hablar
que la idea de la revolución asociada a
la metáfora astronómica de un cambio irresistible perdió su significado, y se
llena de un simbolismo biológico que de acuerdo a Arendt se denomina Cuestión
Social, es decir, el hecho de la pobreza.
La pobreza es más que carencia, es un
estado de indigencia y miseria extrema que coloca a los hombres bajo el imperio
absoluto de sus cuerpos, es decir, bajo el dictado de la necesidad. Bajo el
imperio de esta necesidad, la multitud se lanzó en apoyo de la Revolución
Francesa, la inspiró, la llevo a cabo, y firmó su sentencia de muerte.
Los líderes de la revolución habían
abandonado el “despotismo de la libertad”, es decir, la dictadura en nombre de
la libertad, en función de los “derechos de los sans culottes”, es decir,
vestido, alimentación y reproducción. Fue esta necesidad del pueblo la que
desencadeno el terror y la que llevo a su tumba a la revolución. La
revolución ya no apuntaba a la libertad sino hacia la felicidad del
pueblo.
La transformación de los Derechos del Hombre en derechos de
los sans
culottes, fue el momento crítico de la Revolución Francesa y del resto
de las revoluciones modernas. ¿Por qué? En primer lugar porque de
acuerdo a lo que señala Arendt, todas las revoluciones se van a situar
bajo la influencia de la revolución francesa, particularmente en la
cuestión social. Y segundo, porque esto se debe al hecho de que Carlos
Marx, el padre teórico de las revoluciones, dejó a un lado la
motivación principal por la que el hombre lleva una revolución, es
decir, fundar la libertad, y se interesó en el curso de los
acontecimientos revolucionarios. Marx estaba convencido de que la
razón por la cual había fracasado en fundar la libertad había sido su
fracaso en solucionar la cuestión social, llegando a la conclusión de
que libertad y pobreza eran incompatibles. Otro de los puntos que Marx
obtuvo de la Revolución Francesa es que la pobreza puede constituir
una fuerza política de primer orden. Esta transformación de la
cuestión social en fuerza política se encuentra inserta en el término
“explotación”, en la idea de que la pobreza es el resultado de la
explotación operada por una clase gobernante que posee los
instrumentos de violencia. Marx, considera que al reducir las
relaciones de propiedad a las antiguas relaciones de violencia entre
los hombres, se apelaba al espíritu de rebeldía. Así como también
logra persuadir de que la pobreza es en si mismo un fenómeno político,
resultado no de la escasez, sino de la violencia y la usurpación. Si
la miseria se caracterizaba por engendrar revoluciones, era necesario
traducir las condiciones económicas a factores políticos y explicarlo
a través de la política.
El modelo de explicación marxista consistía en que la clase
gobernante se había apoderado de los instrumentos con que forzar a una
clase
sometida a soportar, en beneficio de aquella, las cargas de la vida.
La esperanza de Marx, expresada en términos hegelianos de “conciencia
de clase”, encontró su fundamento en el hecho de que en los tiempos
modernos habían emancipado a esta clase a punto de ponerla en
condiciones de recuperar su capacidad de acción, acción que sería
irresistible, debido a que la emancipación de la clase trabajadora
había supuesto para esta un estado de necesidad completo.
II
No es posible comparar el éxito
de la Revolución Americana con el
fracaso de la Revolución Francesa. Ya que el éxito de la primera no se
debió únicamente a la sabiduría de los fundadores de la República,
sino también a que no existían las mismas condiciones sociales en
Norte América y en Francia. No existía en Norte América pobreza, es
decir, miseria e indigencia. Sin embargo, debido a que los
industriosos de América eran pobres, no se vieron constreñidos por la
indigencia, de modo que la revolución no arrollada por ellos. Dicha
revolución plateaba un problema político y no social, el
establecimiento de un nuevo cuerpo político, y no la ordenación
social. El problema consistía en que la falta de tiempo de la mayor
parte de la población suponía su exclusión de una participación activa
en el gobierno, aunque no necesariamente de la representación política
y de la elección de sus representantes. Por lo tanto, la molestia del
pobre, a pesar de que ve asegurada su propia conservación, consiste en
una vida sin sentido y en permanecer fuera de la esfera pública, a
oscuras. Esta oscuridad es lo que molestaba a los pobres, y no tener
ninguna influencia sobre la historia de la revolución. Sin embargo,
Arendt escribe que la ausencia de la cuestión social en la escena
americana fue ilusoria, ya que la miseria degradante se encontraba por
doquier en forma de esclavitud y del trabajo negro asalariado.
La esclavitud significa una vida más tenebrosa que la pobreza, quien
era totalmente ignorado era el esclavo, no el pobre. De hecho, se
creía que la esclavitud no formaba parte de la cuestión social, podía
considerarse inexistente para todo lo que tuviera que ver con la
acción, y por tanto, para la pasión de la compasión.
Por otro lado, Arendt considera que la historia nos enseña que el
espectáculo de la miseria mueve a los hombres a la piedad. La pasión
de la compasión ha obsesionado e inspirado a los mejores hombres de
todas las revoluciones, siendo la americana la única revolución donde
la compasión no desempeño papel alguno en la motivación de sus
actores. Si algunos padres fundadores tuvieron consciencia del crimen
sobre el que se sustentaba la sociedad americana, si estremecían al
pensar en la justicia divina, se debía a que estaban convencidos de
que la esclavitud era incompatible con la fundación de la libertad,
pero no porque se movieron por piedad o un sentimiento de solidaridad
hacia sus prójimos.
La cuestión social que para Arendt interesa no debe ser
identificada
con la falta de oportunidades o con el problema del estatus social.
Este problema de mejorar la posición social brillo por su ausencia en
la sociedad de los siglos XVIII y XIX. Esto puede entenderse mejor a
través de la cuestión de la educación, que a pesar de que fue
importante para ellos, no era con el propósito de capacitar a los
ciudadanos para escalar socialmente, sino que era necesaria la
formación de los ciudadanos para el funcionamiento de las
instituciones políticas. De hecho se divide la educación en dos
clases: la trabajadora y la ilustrada.
III
La compasión es otro de los
temas que interesa a Arendt, que se
manifiesta al observar la difícil situación de la pobreza. Contra la
tiranía y la opresión, no contra la explotación y la pobreza, habían
definido los derechos del pueblo en la Revolución Francesa. Sin
embargo, la liberación de la tiranía solo significo libertad para
algunos y no para la mayoría que seguía encontrándose en la miseria,
por lo cual tenían que ser liberados una vez más. En esta liberación,
se requería de los hombres de la Revolución un esfuerzo especial, que
fue denominado por Robespierre como virtud. Que significaba la
preocupación por el bienestar del pueblo, la identificación de la
voluntad de uno con la voluntad del pueblo. Por cual, la libertad fue
sustituida por la felicidad de la mayoría.
Arendt
menciona que para Robespierre la única fuerza que podía y
debía unir a las diferentes clases de la sociedad de una nación era la
compasión de las clases altas por el pueblo bajo. Si la bondad del
hombre en un estado de naturaleza había llegado a ser un axioma para
Rousseau, ello se debió a que la compasión constituía la reacción
humana más natural frente a los padecimientos de los demás. Además,
Robespierre al igual que Rousseau, concluyen que la razón representa
un estorbo para la compasión, ya que la razón hace al hombre egoísta,
y no permite que se identifique con aquellas personas que padecen
sufrimiento. La magia de la compasión consistía en que abría el
corazón del que padece a los sufrimientos de los demás, por lo que
establecía y confirmaba el vínculo “natural” entre los hombres que
solo los ricos habían perdido. Donde terminaba la pasión, es decir, la
capacidad para el padecimiento, y la compasión (la capacidad de
padecer con los demás), comenzaba el vicio.
Desde
una perspectiva histórica, la compasión solo llegó a ser la
fuerza motriz de la Revolución cuando los girondinos demostraron
incapaces de dar nacimiento a una constitución y establecer un
gobierno republicano. La voluntad general sustituyo la voluntad de
todos o consentimiento. La voluntad tiene que ser una e indivisible.
Sustituir la república por el pueblo significaba que la unidad
perdurable del futuro cuerpo político iba a ser garantizada no por las
instituciones sino por la voluntad del pueblo. La voluntad general es
el vínculo que liga a muchos en uno. Rousseau extrae esta idea de la
experiencia común que enseña que cuando dos intereses opuestos entran
en conflicto con un tercero que se opone a ambos, aquellos se unen. La
identificación del enemigo existía dentro de cada ciudadano, es decir,
su voluntad e interés particular.
La
compasión es desde un punto de vista político, irrelevante e
intrascendente, debido a que anula la distancia, el espacio mundano
interhumano donde están localizados los asuntos políticos, la
totalidad de la actividad humana. La compasión fue descubierta y
comprendida como una emoción o un sentimiento y el sentimiento que
corresponde a la pasión de la compasión es la piedad. La piedad no es
otra cosa que la perversión de la compasión, pero la alternativa de la
solidaridad. La solidaridad, debido a que participa de la razón, es
capaz de abarcar conceptualmente una multitud, no solo la multitud de
una clase, una nación, sino toda la humanidad. Si se compara con el
sentimiento de la piedad, puede parecer fría y abstracta, pues siempre
queda circunscrita a ideas y no a ninguna especie de “amor” por los
hombres. La piedad, sin la existencia de la desgracia, no existiría.
En términos estrictos, la solidaridad es un principio que puede
inspirar la acción, la compasión es una pasión y la piedad un
sentimiento.
Por último, como dice Arendt:
todo gobierno encuentra su razón de ser
original y más legítima en el deseo del hombre de emanciparse de la
necesidad vital, y los hombres lograron tal liberación por medios
violentos obligando a otros a que soportasen las cargas que impone la
vida. En esto consistió la esencia de la esclavitud, y se ha debido
únicamente a la aparición de la tecnología, y no al nacimiento de las
ideas políticas modernas, la negación de la antigua y terrible verdad
de que sólo la violencia y el gobierno sobre otros hombres podían
liberar a unos cuantos. Hoy estamos en condiciones de afirmar que nada
era tan inadecuado como intentar liberar a la humanidad de la pobreza
por medios políticos. El resultado fue que la necesidad invadió el
campo de la política, el único campo donde los hombres pueden ser
auténticamente libres.
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