UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA
FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS Y POLITICAS
ESCUELA DE ESTUDIOS POLITICOS Y ADMINISTRATIVOS
SEMINARIO: HANNAH ARENDT.
“SOBRE LA
REVOLUCIÓN”
RESUMEN
PROFESOR: EDGAR PÉREZ
ALUMNA: YERALDINE ABREU
C.I:18.600.699
CARACAS, AGOSTO DE 2013
Capítulo V: NOVUS ORDO SAECLORUM
Hannah
Arendt, en este capítulo, plantea la
importancia de ver la diferencia entre PODER, AUTORIDAD, y PODER y VIOLENCIA. A
partir de los resultados que condujeron al único dogma que compartió, en la
Revolución Francesa y la Revolución Americana. Este dogma, resultó ser el
reconocimiento de que origen del poder político legítimo, reside en el pueblo.
A lo que Arendt, plantea como “concordancia superficial”.
En
la Revolución Francesa, la “Voluntad
general” no estaba organizada. Todo aquello constituido en el “Viejo Mundo”,
era desde la profesión, el privilegio o la herencia del nacimiento,
representados, por intereses particulares, pero dejaban en manos del monarca el
interés público. Pero cuando establecieron que el poder residía en el pueblo, comenzaron
a comprender que este poder, como una
potencia natural, cuya fuente estaba situada fuera de la esfera política.
“La intensidad con que operó
esta fuerza natural, les llevó a considerarla sobrehumana y a concebirla como
el resultado de la violencia acumulada de una multitud que se movía al margen de
toda obligación y de toda organización política” 1
En
la Revolución Francesa, al no saber diferenciar entre estos dos aspectos Poder
y Violencia, abrieron la esfera política a dicha fuerza natural “la multitud”.
Por
el contrario en la Revolución Americana, comprendieron por el PODER, lo opuesto
a la violencia natural. Según ellos, surgía cuando: “…los hombres actuaban de
común acuerdo y se coaligaban mediante promesas, pactos y compromisos mutuos” (Ibíd.,
p.250).
Sin
embargo, según Arendt, es cierto que el poder enraizado en un pueblo que se
había unido por promesas mutuas, y que además, había vivido en cuerpos constituidos a través
del pacto, habría sido suficiente para llevar a cabo una revolución, o
simplemente para generar una nueva autoridad.
En la Revolución, se planteó el problema de la
autoridad como una forma de “norma
superior” que permitiera sancionar, leyes positivas, las cuales debieran su
existencia al poder del pueblo, y a los representantes de las legislaturas.
En
la Revolución Americana, a juicio de Arendt, lograron distinguir sin
equivocación, entre el origen del poder que brota desde abajo, del “arraigo
espontáneo del pueblo” y la fuente de la ley, cuyo puesto está arriba en una
región más alta y trascendente. “La constitución”. Pero en Francia se produjo
un intento de hacer derivar la ley y el poder de la misma fuente de la voluntad
general.
Por
lo tanto en Francia, la ley es la expresión de la voluntad general, pero hay un
problema que les surgió a ambos. Esto fue la necesidad urgente de un “absoluto”,
para que la ley estuviera por encima del hombre, que le diera validez a las leyes positivas, como herencia
del absolutismo. Pues para la época estas leyes eran concebidas como una serie
de mandamientos, interpretados por el catolicismo, y que le indica al hombre,
“que se debe hacer y que no”. Y esto se
debe a que la leyes, para ser vinculantes, debían poseer una sanción religiosa
superior, una fuente trascendente de autoridad para ser válida y mejor
reconocida, es decir, algún órgano supremo que valla más allá de los hombres.
Con
respecto al pueblo americano, su apego a la constitución, fue esta fe divina, su actitud según Arendt:
“frente a la revolución y la
constitución, ha de llamarse religiosa, entonces la palabra religión debe ser
entendida en su sentido original romano, en cuyo caso su piedad consistiría en
religarse a un origen”. Es decir su autoridad, y creencia ante un
legislador radicó, .en un legislador inmortal, diferente al “absoluto”. Lo que
generó la estabilidad de la República.
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