La condición y el genoma humano
Aún a riesgo de parecer injusto al confrontar a la
autora con investigaciones fuera del campo de la política y originadas varias décadas
después de su muerte, me pareció pertinente debido a la amplia variedad de
fuentes del conocimiento con las que demostró haberse nutrido en su obra.
Al
tratar de sintetizar la moraleja que me deja el seminario, puedo aseverar que
la reflexión política ha sido amplia, los seres humanos de la edad moderna,
quedan en evidencia, que hemos sido alienados, el animal laborans, se disuelve
cada vez más en montones de divisiones del trabajo en el sentido marxista, la
contemplación como aquel modo de vida verdaderamente libre, la búsqueda de
autorrealización del ser, aquel arete griego que enaltecía al hombre, ha sido
arrebatado por la modernidad, ejemplo de ellos son las sectas o grupos
denominados del new age, la cienciología, metafísica, etc… y el ágora se
confinó a los libros y relatos en el aula de clase.
Entonces,
en lo particular coincido, con la separación en el análisis de Arendt, del
hombre de la antigüedad con este ser socializado y despolitizado (en sentido
arentiano) que es el hombre moderno en donde la labor, el trabajo han perdido
su esencia, pasan de ser medios para convertirse en fines.
Empero,
existe una variable detrás de lo económico, social y político, que para efectos
de este ensayo, la autora ha dejado de lado, ya sea de forma intencionada, por
considerar que no sea de importancia o simplemente porque no era su finalidad.
El
título de este ensayo en cuanto al aspecto biológico es debido a que en mi
diálogo con Hannah Arendt, trate de encontrar un desarrollo de este aspecto. Si
bien, el estudio de la política dista del biológico, las teorías actuales que
hablan de la política como biosfera, entorno y se adentra en términos como
evolución y transformación, vincula ambas ciencias de alguna manera, aún mas
cuando se trata de la “condición humana”.
En
mi opinión, nos diferenciamos de una lagartija, verbigracia por ese desarrollo
secuencial impreso en nuestro código genético, que de antemano nos define y nos
de una condición, nacer a la semana 36 de gestación y no a la cuarta por ejemplo.
La vida no comienza con el nacimiento, comienza con la gestación; allí en el
vientre materno, donde nuestra división cromosómica a nivel celular, nos
comienza hacer humanos, es en el código, tanto fenotípico como genotípico que
el hombre se asemeja y se diferencia de forma primigenia.
El
proyecto genoma humano iniciado a finales de la década de los 80, en donde una
multiplicidad de científicos y expertos se propusieron la tarea de describir el
mapa genético. Años después podemos encontrar conclusiones ciertas acerca de
las caracterizaciones otorgadas por nuestros padres y sus antepasados que se
van a manifestar en nosotros desde el color de nuestros ojos hasta nuestra
respuesta a situaciones de peligro, es por ello que el condicionamiento no solo
es ambiental, es genético, “desde el útero”, agregando en el aspecto
psicológico la vida temprana, es decir la niñez, trazará nuestra conducta en la
vida adulta.
Asociado
a lo anterior, si pudiera tomar la palabra y preguntarle a la autora, sobre esa
separación que plantea del hombre y la naturaleza: ¿hasta que punto puede
considerarse un proceso de adaptación al ambiente?, ¿seis mil millones de seres
pueden todos hacer política?, ¿contemplar?, ¿cómo resultaría viable revertir el
proceso de socialización?
El
cambio y la adaptación me parecen sinónimos y la vita activa, el renacer
político, en un mundo globalizado, interconectado, en tiempo real, con
multiplicidad de acontecimientos simultáneos, interdisciplinario, con tantas
opiniones como voces puedan ser escuchadas, creo que se debe recuperar el
pensar la política y me permito decir que de una manera incluyente o mejor aún
de miles de millones de maneras incluyentes con un espacio público tan amplio
como el globo terráqueo en donde las nociones de labor, trabajo y acción, sea
cual fuere su significado aplicado a la vida misma sea un significado
consensuado y en donde el poder mas que de masas pueda ser de carácter global.
Para
culminar agrego como comentario adicional aquel concepto químico que basado en
la estructura molecular, afirma que no existe en los cambios pérdidas sino
transformaciones, ¿Seremos los hombres de esta época adaptaciones a esas
transformaciones?
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