Universidad
Central de Venezuela
Facultad
de Ciencias Jurídicas y Políticas
Escuela
de Ciencias Políticas y Administrativas
Seminario
“Contemporaneidad del pensamiento político de Hannah Arendt”
Profesor:
Edgar Pérez
Resumen
2:
Capítulo
2 de “La Condición Humana”
Alumno: Díaz, Cesar
Caracas,
agosto de 2013
La esfera pública y la privada.
El hombre:
animal social o político.
La vita activa, vida humana hasta donde halla activamente comprometida
en hacer algo, esta siempre enraizada, en un mundo de hombres y de cosas
realizadas por estos, que nunca deja ni transciende por completo, sin embargo,
este medio ambiente, el mundo en que hemos nacido, no existiría sin la actividad
humana que lo produjo.
Esta relación especial entre acción
y estar juntos parece justificar plenamente la primitiva traducción del zoon politikon aristotélico por animal socialis, que ya se encuentre en
Séneca, y que luego se convirtió en la traducción modelo a través de santo
Tomas: homo est naturaliter politicus, id
est socialis (el hombre es político por naturaleza, esto es, social) esta
inconsciente sustitución de lo social por lo político revela hasta qué punto se
había perdido el original concepto griego sobre la política.
La naturaleza y meramente social compañía
de la especie humana se consideraba como una limitación que se nos impone por
las necesidades de la vida biológica, que es la misma para el animal humano que
era para las otras formas de existencias animal. Según el pensamiento griego,
la capacidad del hombre para la organización política no es solo diferente,
sino que se halla en directa oposición a la asociación natural cuyo centro es
el hogar (oikia) y la familia. El
nacimiento de la ciudad-estado significo que el hombre recibía "además de
su vida privada, una especie de segunda vida, si bios politikos”
De todas las actividades
necesarias y presentes en las comunidades humanas, solo dos se consideraron
políticas y aptas para constituir lo que Aristóteles llamo bios politikos, es decir, la acción (praxis) y el discurso (lexis),
de los que surge la esfera de los asuntos humanos (taton anthropon pragmata, como solía llamarla Platón), de la que
todo lo meramente necesario o útil queda excluido de manera absoluta. El
pensamiento era secundario al discurso, pero discurso y acción se consideraban
coexistentes e iguales, del mismo rango y de la misma clase, lo que
originalmente significo no solo que la mayor parte de la acción política. Solo
l apura violencia es pura.
En la experiencia de la polis, que no sin justificación se ha
llamado el más charlatán de todos los cuerpos políticos, e incluso más en la
experiencia política que se derivo, la acción y el discurso se separaron y cada
vez se hicieron actividades más independientes. El interés se desplazo de la
acción al discurso, entendido mas como medio de persuasión que como específica forma
humana de contestar, replicar y sopesar lo que ocurría y se hacía. Ser político
significaba que todo se decía por medio de palabras y de persuasión, y no con
la fuerza y la violencia.
Aristóteles no definía al hombre
en general ni indicaba la más elevada aptitud humana, que para él no era el logos, es decir, el discurso o la razón,
sino el nous, o sea, la capacidad de
contemplación, cuya principal característica es que su contenido no puede
traducirse en discurso. En sus dos definiciones más famosas, Aristóteles
únicamente formulo la opinión corriente de la polis sobre el hombre y la forma de la vida política y, según esta
opinión, todo el que estaba fuera de la polis-esclavos
y barbaros- era aneu logou,
desprovisto, claro está, no de la facultad de discurso, sino de una forma de
vida en la que el discurso y solo este tenía sentido y donde la preocupación
primera de los ciudadanos era hablar entre ellos.
El Auge de
lo Social:
Un hombre que solo viviera su
vida privada, a quien, al igual que al esclavo, no se le permitiera entrar en
la esfera pública, o que, a semejanza del bárbaro, no hubiera elegido
establecer tal esfera, no era plenamente humano. El hecho histórico decisivo es
que lo privado moderno en su más apropiada función, la de proteger lo intimo,
se descubrió como lo opuesto no a la esfera política, sino a la social, con la
que sin embargo se halla más próxima y auténticamente relacionado.
La esfera
pública: lo común
La palabra “publico” significa
dos fenómenos. El primero significa que todo lo que aparece en público puede
verlo y oírlo todo el mundo y tiene la más amplia publicidad posible. En
segundo lugar, el término “público” significa el propio mundo, en cuanto es
común a todos nosotros y diferenciado de nuestro lugar poseído privadamente en
él. Este mundo, sin embargo, no es idéntico a la tierra o a la naturaleza, más
bien está relacionado con los objetos fabricados por las manos del hombre, así
como con los asuntos de quienes habitan juntos en el mundo hecho por el hombre.
La esfera pública, al igual que el mundo en común, nos junta y no obstante
impide que caigamos uno sobre otro, por así decirlo.
La esfera
privada: la propiedad
Con respecto a esta múltiple significación
de la esfera pública, la palabra “privado” cobra su original sentido privativo,
su significado. Vivir una vida privada por completo significa por encima de
todo estar privado de las cosas esenciales a una verdadera vida humana: estar
privado de la realidad que proviene de ser visto y iodo por los demás, estar
privado de una “objetiva” relación con los otros que proviene de hallarse
relacionado y separado de ellos a través del intermediario de un mundo común de
cosas, estar privado de realizar algo mas permanente que la propia vida
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