martes, 10 de septiembre de 2013

Cesar Diaz resumen 2



Universidad Central de Venezuela
Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas
Escuela de Ciencias Políticas y Administrativas
Seminario “Contemporaneidad del pensamiento político de Hannah Arendt”
Profesor: Edgar Pérez








Resumen 2:
Capítulo 2 de “La Condición Humana”








Alumno: Díaz, Cesar
Caracas, agosto de 2013
La esfera pública y la privada.
El hombre: animal social o político.
               La vita activa, vida humana hasta donde halla activamente comprometida en hacer algo, esta siempre enraizada, en un mundo de hombres y de cosas realizadas por estos, que nunca deja ni transciende por completo, sin embargo, este medio ambiente, el mundo en que hemos nacido, no existiría sin la actividad humana que lo produjo.
               Esta relación especial entre acción y estar juntos parece justificar plenamente la primitiva traducción del zoon politikon aristotélico por animal socialis, que ya se encuentre en Séneca, y que luego se convirtió en la traducción modelo a través de santo Tomas: homo est naturaliter politicus, id est socialis (el hombre es político por naturaleza, esto es, social) esta inconsciente sustitución de lo social por lo político revela hasta qué punto se había perdido el original concepto griego sobre la política.
               La naturaleza y meramente social compañía de la especie humana se consideraba como una limitación que se nos impone por las necesidades de la vida biológica, que es la misma para el animal humano que era para las otras formas de existencias animal. Según el pensamiento griego, la capacidad del hombre para la organización política no es solo diferente, sino que se halla en directa oposición a la asociación natural cuyo centro es el hogar (oikia) y la familia. El nacimiento de la ciudad-estado significo que el hombre recibía "además de su vida privada, una especie de segunda vida, si bios politikos
               De todas las actividades necesarias y presentes en las comunidades humanas, solo dos se consideraron políticas y aptas para constituir lo que Aristóteles llamo bios politikos, es decir, la acción (praxis) y el discurso (lexis), de los que surge la esfera de los asuntos humanos (taton anthropon pragmata, como solía llamarla Platón), de la que todo lo meramente necesario o útil queda excluido de manera absoluta. El pensamiento era secundario al discurso, pero discurso y acción se consideraban coexistentes e iguales, del mismo rango y de la misma clase, lo que originalmente significo no solo que la mayor parte de la acción política. Solo l apura violencia es pura.
               En la experiencia de la polis, que no sin justificación se ha llamado el más charlatán de todos los cuerpos políticos, e incluso más en la experiencia política que se derivo, la acción y el discurso se separaron y cada vez se hicieron actividades más independientes. El interés se desplazo de la acción al discurso, entendido mas como medio de persuasión que como específica forma humana de contestar, replicar y sopesar lo que ocurría y se hacía. Ser político significaba que todo se decía por medio de palabras y de persuasión, y no con la fuerza y la violencia.
               Aristóteles no definía al hombre en general ni indicaba la más elevada aptitud humana, que para él no era el logos, es decir, el discurso o la razón, sino el nous, o sea, la capacidad de contemplación, cuya principal característica es que su contenido no puede traducirse en discurso. En sus dos definiciones más famosas, Aristóteles únicamente formulo la opinión corriente de la polis sobre el hombre y la forma de la vida política y, según esta opinión, todo el que estaba fuera de la polis-esclavos y barbaros­- era aneu logou, desprovisto, claro está, no de la facultad de discurso, sino de una forma de vida en la que el discurso y solo este tenía sentido y donde la preocupación primera de los ciudadanos era hablar entre ellos.
El Auge de lo Social:
               Un hombre que solo viviera su vida privada, a quien, al igual que al esclavo, no se le permitiera entrar en la esfera pública, o que, a semejanza del bárbaro, no hubiera elegido establecer tal esfera, no era plenamente humano. El hecho histórico decisivo es que lo privado moderno en su más apropiada función, la de proteger lo intimo, se descubrió como lo opuesto no a la esfera política, sino a la social, con la que sin embargo se halla más próxima y auténticamente relacionado.
La esfera pública: lo común
               La palabra “publico” significa dos fenómenos. El primero significa que todo lo que aparece en público puede verlo y oírlo todo el mundo y tiene la más amplia publicidad posible. En segundo lugar, el término “público” significa el propio mundo, en cuanto es común a todos nosotros y diferenciado de nuestro lugar poseído privadamente en él. Este mundo, sin embargo, no es idéntico a la tierra o a la naturaleza, más bien está relacionado con los objetos fabricados por las manos del hombre, así como con los asuntos de quienes habitan juntos en el mundo hecho por el hombre. La esfera pública, al igual que el mundo en común, nos junta y no obstante impide que caigamos uno sobre otro, por así decirlo.
La esfera privada: la propiedad
               Con respecto a esta múltiple significación de la esfera pública, la palabra “privado” cobra su original sentido privativo, su significado. Vivir una vida privada por completo significa por encima de todo estar privado de las cosas esenciales a una verdadera vida humana: estar privado de la realidad que proviene de ser visto y iodo por los demás, estar privado de una “objetiva” relación con los otros que proviene de hallarse relacionado y separado de ellos a través del intermediario de un mundo común de cosas, estar privado de realizar algo mas permanente que la propia vida

No hay comentarios:

Publicar un comentario