María José Omaña C.I: 20.489.953
Seminario Hannah Arendt
Resumen N°5
Fundación (II): Novus ordo
saeclorum
En
el quinto capítulo del libro, Hannah Arendt expone la distinción entre los
conceptos de poder, autoridad y poder, violencia. Se hace esta distinción en
relación a las revoluciones con las que se ha venido trabajando hasta ahora,
que son la revolución francesa y la revolución americana, por otro lado, la
autora habla de un carácter en común que
tuvo estas dos revoluciones fue el tener
de convicción o dogma que la fuente de
poder debe provenir del pueblo
(concordancia superficial).
En este sentido, los
resultados diferentes a los que llevó el conflicto en Francia entre el rey y el parlamento y el de los
cuerpos constituidos americanos y el gobierno inglés por otro lado, fueron
consecuencia de la naturaleza diferente de estos cuerpos. Por lo tanto, en Francia
no existía la organización de un pueblo que manifestara su voluntad, debido a
que el interés público era manejado por el monarca en cuestión a su parecer, ya
cuando la revolución francesa se encuentra en marcha cuya bandera reflejaba que
el poder residía en el pueblo, los hombres
revolucionarios, al no distinguir entre violencia y poder, abrieron la esfera
política a esta fuerza natural y prepolítica de la multitud y fueron barridos
por ella.
Los de la revolución americana,
por el contrario, entendieron que el poder nacía donde los hombres actuaban en
común acuerdo y se relacionaban mediante promesas, acuerdos, compromiso, responsabilidades.
Sin embargo, esto no bastaba para establecer una unión perpetua, para fundar
una nueva autoridad y alcanzar la perpetuidad. En este sentido, al referirse a
la concepción del poder los hombres revolucionarios americanos y franceses
tuvieron sus diferencias de acuerdo a al origen que le dio significado a este
concepto.
Hannah Arendt, planteo el problema de la autoridad como un tema de la norma superior, que de por
sí se dio en ambos países como la necesidad de un absoluto. La razón por la cual esta necesidad no llevó a los
americanos a cometer los mismos errores en que cayeron los franceses, consistió
en que los americanos distinguieron
entre el origen del poder que germina desde abajo y la fuente de la ley, cuyo
lugar está arriba.
La emancipación del pueblo
que se dio en la revolución francesa, fue consecuencia inevitable del intento
de hacer derivar la ley y el poder de la misma fuente, esto fue parte de la
herencia del absolutismo, que a su vez tuvo raíz de la carga de la continuidad
de una tradición vinculada al cristianismo, donde no existía ninguna esfera
secular que no se fundase en la sanción de la iglesia.
Por otro lado, el éxito que los americanos
lograron fue que la revolución triunfase en la fundación de un nuevo cuerpo
político estable, fue decidido en el preciso instante en que comenzó a darse
culto a la constitución. La revolución americana se diferenció de todas las
revoluciones que la siguieron, fue la autoridad implícita en el acto de
fundación antes que la creencia en un legislador inmortal, la que aseguró la
estabilidad a la nueva república.
Otro punto que toca la
autora, es el modelo romano (la república romana) que tomaron los americanos.
La diferenciación institucional americana entre poder y autoridad contiene
rasgos romanos, su propio concepto de autoridad es totalmente diferente. En
Roma, la función de la autoridad era política y consistía en dar consejo, en
tanto en la república americana la función de la autoridad es legal y consiste
en la interpretación. La idea de los americanos no se trataba de fundar Roma de
nuevo, sino fundar una nueva Roma.
Esta revolución
no fue resultado de un estallido, sino que fue preparada por hombres que
obraban de común acuerdo y con la fortaleza que derivaba de las promesas
mutuas. El principio que se abrió paso durante los años de las fundaciones fue
el de la promesa mutua y la deliberación en común.
El gran problema que
redondea este capítulo es de hallar una
forma de gobierno que coloque a la ley por encima de los hombres.
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